Tras el duelo

Jerez de la Frontera

Tenemos gobierno andaluz, legítimo, con todos su avíos y solemnidades. No es malo que se celebre el funeral para que los dolientes asuman la pérdida. A los demás, los legítimos perdedores, nos queda hacer nuestro duelo y reconocer la súbita ausencia que se nos impone. Tras el duelo, hay que armarse de inteligencia liderando propuestas constructivas frente a las políticas que por acción u omisión supongan: restricciones de derechos, cesión o deterioro de servicios o incentiven la desigualdad social, económica, cultural, de minorías o de género. Deberíamos transmitir a los andaluces confianza en su autogobierno y democracia apostando por alianzas que generen certezas.

Paradójicamente, frente a la ensamblada derecha que pretende ocupar transversalmente el espacio desde la extrema derecha al centro izquierda, las izquierdas han entrado en una espiral de persecuciones internas. Mientras unos anunciaban su nuevo gobierno otros tienen que renunciar a sus escaños y candidaturas, en Madrid o en Asturias, acosados por osar proponer la construcción de amplias alianzas.

En Jerez, en la misma línea, tras constatar las debilidades electorales, que pueden posibilitar al traslado del pacto de las derechas, se responde, aislados por absurdas “líneas rojas”, con carruseles excluyentes de “encuentros para la confluencia”. Quizás necesitemos hacer bien los duelos, dicen que hay que superar cinco etapas y dejar pasar un año, dejando de confundir nuestras “verdades” con la realidad, de lo contrario la gente volverá , desconfiada, a quedarse en casa.