Conocí a Concha Alcalde en los años 70

Córdoba

Conocí a Concha Alcalde en los últimos años 70. En la barriada San José Obrero de la Fuensanta se había creado el proyecto Alfar Frapa, donde se formaban artísticamente un grupo de personas con movilidad reducida. Creaban cerámica califal según los modelos de Medina Azahara en tiempos de Abderramán III. Y allí estaban la pareja Concha Alcalde y Curro. Concha escribía, fue ella quien me informó de que en Madrid existía la editorial Torremozas dirigida por Luzmaría Jiménez Faro, que editaba únicamente a mujeres.

Concha abrió una librería en aquel espacio de Frapa, librería que estuvo abierta dos o tres años, y en la que Concha informaba sobre libros y lecturas, además de vender y mientras escribía sus poemas. Era una muchacha abierta, risueña, optimista siempre, enamorada de Córdoba y sus tradiciones, siempre dispuesta a ilusionarse, a crear y a dejarse entusiasmar por cualquier proyecto, cultural o humanístico.

No tuvo una vida fácil, porque la enfermedad, diferentes dolencias, no dejaron de acosarla. Salía de todas con dolor y esfuerzo, y en la escritura y las relaciones encontraba el aliento y la esperanza.

Perteneció al grupo Nueva Poesía, con sede en la Biblioteca Central, la del Marrubial. Escribió y publicó sobre todo libros de poesía, con algunos de relatos. Entre ellos, Ilusiones, de 1985; Nada, Sonrisa, A Córdoba. Poemario y retazos de vivencias, 1998; Corazón. Poemas de Vida en 2003; Diálogo con naranjos y sirenas, 2005. El último, Gritos de gaviotas, de hace 3 años. Hasta siempre, amiga Concha.