Taxistas a palos
Los pequeños comerciantes cortarán las carreteras, los libreros arrojarán cócteles Molotov contra los bancos, los empleados de cines gritarán ante las consellerias

"La línea roja" de Matías Vallés (25/01/19)
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Palma
Si todos los sectores que se han visto dañados por la llegada de internet salen a la calle a pegarse, ni el ejército lograría pacificar la vía pública.
Los pequeños comerciantes cortarán las carreteras, los libreros arrojarán cócteles Molotov contra los bancos, los empleados de cines gritarán ante las consellerias.
Y a estos colectivos sectoriales podríamos añadir todos los ciudadanos de Balears, que pagan cifras escandalosas por el alquiler o compra de las viviendas ofrecidas en internet a postores suecoalemanes.
Sin embargo, la ciudadanía se mantiene entre el estupor y la resignación, con la excepción de los empresarios del taxi.
Los taxistas a palos explotan licencias concedidas por los ciudadanos, a diferencia de los colectivos desprotegidos antes mencionados.
Estos consumidores gozan de preferencia en cualquier contencioso entre los taxis de toda la vida y los nuevos vehículos de Uber.
En Balears, los empresarios del taxi se unieron a los intrusos en lugar de combatirlos, pero los taxistas de Madrid y Barcelona han dañado la imagen de todo el país, lo cual nos incluye.
Con licencias de taxi a la venta por 150 mil euros, los taxistas no son los controladores aéreos pero tampoco forman parte del precariado, denominación actualizada del proletariado.




