"About Juan Carlos"
Ana López Segovia opina sobre la chirigota actual y el regreso del autor lagunero a la modalidad

Cádiz
Que la chirigota en el COAC está pasando por un momento delicado, es algo que sentimos muchos. Mientras que la comparsa ha encontrado nuevos caminos para crecer y evolucionar, la chirigota da la impresión de encontrarse estancada, faltita de oxígeno, a pesar del enorme esfuerzo que hacen los grandes autores que se presentan cada año. Pero es que el problema no parece que venga de esos autores. Creo que esta modalidad, que sobra decir que es mi favorita, se topa con dos grandes escollos:
Por un lado, el hecho de que el COAC ha adquirido ya plenamente un formato televisivo, lo cual choca con el espíritu irreverente, transgresor y crítico de la chirigota. Ahora hay que medir todas las palabras. Porque para complacer a las grandes audiencias hay que hacer humor tirando a blanquito.
El otro escollo con el que se topa la chirigota para renovarse son las redes sociales. La realidad está ya tan comentada a través de Facebook y de Twitter que resulta casi imposible hacer chistes que no se hayan hecho ya. Para hacer un buen chiste, uno, o una, tiene que ser especialmente rebuscado, incisivo, maleducado, casi amoral… nada convencional. Y ahí volvemos a lo que decíamos antes… La tele no encaja bien este tipo de humor… De ahí la casi total ausencia (salvo honrosas excepciones) de buenos cuplés, de cupletazos, de esos que te hacen doblarte en el butacón. Y la chirigota es básicamente el cuplé. Bueno, para mí el cuplé es la esencia de todo el carnaval. Qué digo, es la esencia de Cádiz, pero es una opinión muy personal y entiendo que muy discutible.
Para los amantes de la modalidad, para los que esperamos con anhelo el soplo de aire renovador, hoy es un día importante. Hoy es el día en el que Juan Carlos Aragón vuelve a la chirigota. Yo pertenezco a una generación que, en torno a los 20 años, se identificó plenamente con los repertorios que él trajo al teatro. No hablo de sus agrupaciones más reconocidas, tipo Los Yesterday. No, voy más atrás: “Un peasso coro”, “Los tintos de verano”… Con estas dos chirigotas, muchos jóvenes de entonces sentimos que había alguien en el carnaval que hablaba nuestro lenguaje, lejos de los chistes convencionales, de las formas típicas. Alguien, (o “álguienes”, porque el grupo entero era maravilloso) con una actitud canalla, muy sinvergüenza, macarra, que encajaba a la perfección con esa forma de ver el mundo que tiene uno a los veinte años desde un banco de la plaza Mina, la plaza Mina…
Sé que tener expectativas sobre algo es un enorme error, pero hoy todas las mías están puestas en el niñato ingeniosísimo y brillante que fue Juan Carlos Aragón a mediados de los 90, y que espero que hoy se deje ver en las tablas del Teatro Falla. Ahí estaremos con las orejas muy pendientes, Maestro.




