Pacto zombi

Vértigo y equilibrios, esas pueden ser las palabras para definir la situación política que se vive a menos de cuatro meses de las próximas elecciones. Llevamos días asistiendo a requiebros dialécticos para poder estar gobernando y, a la vez, criticar al gobierno del que se forma parte. Es cierto que toda cabe en política, pero a más de uno se le está quedando cara de equilibrista al defender el trabajo de sus compañeros mientras ataca también la gestión que realizan de la mano de los adversarios.

Por ejemplo, lo que estamos viendo en el Cabildo de Tenerife no deja de ser curioso; curioso porque nos encontramos a un presidente al que le pide el cuerpo romper el pacto con los socialistas, y al PSOE intentando encontrar una única voz entre la dirección insular y el grupo en la corporación.

Viendo las declaraciones de unos y otros, asistiendo también al último pleno en el que cada uno votó por su lado, podemos decir que del pacto de gobierno queda lo justo; para rizar el rizo de este acuerdo zombi ahora la pelea se centra en saber quién dará el primer paso para cerrar una relación que se ha agriado, entre otras cosas, porque es muy difícil criticar al PSOE en Madrid y compartir cama en Tenerife, y porque es también complicado hacer campaña contra Coalición Canaria cuando tus compañeros van de la mano con ellos en el Cabildo.

Solo hacía falta encender la mecha, lo hizo el edificio de los Plasencia y el quítame allá esa compra, pero parece ser que la mecha es larga. Insinuaciones, mociones cruzadas y algún desplante en los medios está alargando la agonía y la lucha por no ser el primero que dé por finiquitado el pacto. Este martes se esperan novedades; lo dicho, vértigo y, sobre todo, equilibrios, juegos de funambulista que a estas alturas de partido no se entienden, o se entienden demasiado.