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La Ribera pierde habitantes lenta pero inexorablemente

La actualización de los datos del INE indica que el decrecimiento de la población es lento, pero afecta de forma generalizada y constante a la comarca

Cadena SER

RIBERA DEL DUERO

La Ribera del Duero, que hasta hace bien poco resistía la crisis demográfica que azota Castilla y León, comienza a notar ya el que la despoblación ataca sus posiciones. El territorio ribereño era hasta hace escasamente un lustro una de las escasas excepciones en la comunidad autónoma en las que la población no solo no decrecía sino que en líneas generales se mantenía, incluso con un ligero crecimiento entre las décadas de cambio de siglo. Sin embargo la última actualización de las cifras del INE a 1 de enero de 2018 indica que 45 municipios de la comarca perdieron población en el último año analizado, es decir, a lo largo de 2017. Entre ellos los dos más poblados, Aranda de Duero y Roa. En el otro lado están los 16 pueblos que incrementan el número de vecinos y vecinas y otros cinco que mantienen el mismo padrón.

Es cierto que los cambios en el último año son muy ligeros, en ocasiones casi inapreciables, como es el caso de la propia capital de la comarca, donde solo se refleja una disminución de 13 personas. Lo llamativo es que cambia la tendencia, ya que con ligeras fluctuaciones la capital de la comarca había ido ganando población en los últimos 20 años, concretamente hasta 2012, momento, en el que alcanzó el mayor número de población: 33.459 personas. Aranda apenas superaba los 30.000 habitantes en el año 1995, por lo que en tres lustros la ganancia fue de casi 3.500 personas. Sin embargo a partir de ese momento y poco a poco, la villa ha ido perdiendo población, de forma que en este último lustro ha perdido un millar de esos habitantes que había ganado. Se trata de unas cifras que van muy parejas a las de la fluctuación de la población inmigrante, ya que como consecuencia de la crisis también desde 2012, han sido muchos los vecinos y vecinas extranjeros que han regresado a sus países de origen.

Al ascenso arandino le acompaña el auge en la población de algunos de los pueblos más cercanos, que se han convertido en excelentes lugares donde adquirir una vivienda, aunque la vida se desarrolle a lo largo del día en la vecina capital comarcal. Así se refleja en la estadística del último año en localidades como Fresnillo de las Dueñas, que tiene cuatro vecinos más o Castrillo de la Vega que ha incorporado entre principios de 2017 y el comienzo de 2018 17 nuevos empadronados.

El resto de municipios que aumenta su vecindario, en todos los casos de forma muy ligera, pero no poco significativa, dado que van contra la tendencia general son Gumiel de Izán con 3 vecinos más, siete San Martín de Rubiales, cinco Valdeande, Fuentecén (4) los mismos que Nava de Roa, Fuentemolinos, San Juan del Monte, Tubilla del Lago y Berlangas de Roa. Villalbilla de Gumiel suma dos personas empadronadas. Y en un vecino crecen Anguix, Pineda Trasmonte, Santa Cruz de la Salceda y Terradillos de Esgueva.

Balance negativo

Apenas de 70 personas es el incremento del padrón en toda la Ribera del Duero. Por el contrario la sangría de los que se despueblan es muy superior, no solo por el número absoluto sino porque afecta de manera mayoritaria a gran parte de los núcleos de población ribereños. El ejemplo más significativo es Roa: solo en esta localidad se perdieron más pobladores que los que ganó toda la comarca. A lo largo de 2017, según la mencionada actualización del INE, Roa descendió en 77 habitantes. En el resto de los casos la disminución en el padrón es por goteo, con bajadas de menos de una docena de habitantes en la mayoría de los casos. Sin embargo llama la atención los 27 habitantes de golpe que en un solo año perdió Gumiel de Mercado según los datos del INE o los 17 menos con los que se quedó La Horra en el mismo periodo.

Los cinco municipios que no han variado su población son Pedrosa de Duero, que mantuvo 438, Pinilla Trasmonte quedó con 167, con 154 Quintana del Pidio, 73 mantuvo Araúzo de Torre y 55 Oquillas.

El cómputo global que ha elaborado ADRI Ribera del Duero con los datos actualizados del INE de la comarca también reflejan este descenso: según el cómputo de esta asociación que trabaja para el desarrollo de la comarca los 68 pueblos en los que trabaja han perdido en total 284 personas, un descenso, que aunque menor que en años anteriores, es continuado desde el año 2005.

Lo que dicen los expertos

Desde la Asociación Profesional de Sociólogos de Castilla y León uno de sus expertos, Israel Gómez Rodilla, insiste en la enorme dificultad que existe para atajar el continuo goteo que supone la despoblación. Rechaza con rotundidad las medidas parche, buscando soluciones rápidas o para achicar charcos actuales. Igual que el problema viene de lejos, las soluciones hay que pensarlas, insiste, a largo plazo.

Uno de los problemas que genera la despoblación en los municipios es que las causas se convierten en consecuencias y viceversa, una pescadilla que se muerde la cola en la que los pueblos se quedan sin población que prefiere otros escenarios para vivir por la falta de servicios, pero que al contar cada vez con menos habitantes pierden hasta los pocos servicios que les quedan. Van cerrando escuelas, centros de salud y hasta las subvenciones disminuyen para los pueblos con menos habitantes, lo que hace que los municipios se encuentren también con menos recursos, en un círculo vicioso infernal. Sin embargo una de las claves es, sin ninguna duda, que las familias jóvenes, que son las que apuntalan el futuro, lo tengan fácil para ganarse la vida, para crear un negocio o para que haya empresas que generen empleo. Y nichos de mercado hay y muy variado para “ruralizar la economía”, con apuesta por políticas de reforestación y cuidado de los bosques, energías renovables, actividades incluidas en la denominada “custodia del territorio”, favorecer otro modelo agraganadero, más intensivo y en el que el empleo se derive de la producción de alimentos y no tanto en productos para derivados “Hay muchas oportunidades que nos señalan el futuro del medio rural y hay muchos economistas que apuntan a la necesidad de sacar partido de lo que tiene más cercano el medio rural” asegura este experto.

Literalmente en esta tarea le va la vida a esta comarca. La lucha contra la despoblación, o más bien, a estas alturas, el trabajo por la repoblación, es una de las máximas prioridades en las que es indispensable que se implique cada parte de la sociedad.

 

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