Siempre nos quedará Unicaja

Málaga

Parafraseando a Rick en Casablanca, al Rick Blaine de Bogart, siempre nos quedará Unicaja. Y no, no hablo del emocionante 103-102 en la prórroga del domingo en el Carpena ante el Real Madrid, sino de otro resultado aún más formidable: el record de beneficios en el banco, que gana este año un diez por ciento más antes de la fusión con Liberbank, con lo que se convertirá en la sexta entidad del país.

La entidad presidida por Manuel Azuaga, el discreto hombre eficiente que evita los titulares y los photocalls, y no se presta a dar lecciones a la humanidad sobre lo que debe hacer sino que se limita él a hacer lo que hay que hacer, repartirá más de sesenta millones por dividendos . Esto significa que se adelanta dos años en el objetivo de retribución al salir a Bolsa en 2017.

Todo esto, claro, está muy bien. Pero no se trata sólo de sus números, sino del impacto de la entidad: más de la mitad del crédito va a hipotecas, casi un quince por ciento a pymes y autónomos, otro diez por ciento a otras empresas, y aparte, claro, los créditos al consumo y a las administraciones públicas… En toda Andalucía, el sistema de cajas se ha desestructurado territorialmente en fusiones y sólo se ha mantenido Unicaja, que fue precisamente donde menos resistencia localista hubo a la caja única, anteponiendo siempre la gestión profesional y su rentabilidad social a esos criterios de campanario. No se puede gestionar una entidad con boina. Primero Braulio Medel, y ahora Manuel Azuaga, han sabido evitarlo. Y su éxito es suyo, pero también de todos.

Ah, y el 103-102 fue un gustazo. Eso también.