Salvad Bellver, que enamoró a Bill Clinton
El plan de emergencia para restaurar el Castilo de Bellver herido debería servir de símbolo de una reparación del archipiélago desde sus cumbres

"La línea roja" de Matías Vallés (07/02/19)
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Palma
Hay malas noticias para elegir, pero el preocupante estado del Castillo de Bellver dispara las señales de alarma por encima, y no solo geográficamente, de sus rivales.
La degeneración del espacio público de Balears no perdona ni a sus monumentos prehistóricos únicos, ni a la única Catedral situada junto al mar, ni al único castillo circular.
El plan de emergencia para restaurar el Castilo de Bellver herido debería servir de símbolo de una reparación del archipiélago desde sus cumbres.
Bellver no es un monumento medieval. Su actualidad viene dada por tratarse de uno de los edificios más visitado por los presidentes de Estados Unidos en todo el mundo.
El puente levadizo del castillo fue franqueado por Richard Nixon, entre los presidentes más detestables, pero también por Jimmy Carter, George Bush padre o Bill y Hillary Clinton.
Antes de hablar con ustedes, he contemplado las fotos en que Bill Clinton, presidente en ejercicio, mira extasiado el entorno del patio de armas de Bellver, mientras exhibe su cultura con una disertación sobre el arte gótico a sus compañantes.
Citemos a Bill Clinton en Bellver: “Nunca en mi vida había visto una construcción como ésta, tan hermosa y mezclada, con estos arcos góticos”. Fin de la cita, esperemos que no sea también el fin del castillo.




