Pichili: "Como Dios manda"
Columna de opinión de Jose Manuel Ramos 'Pichili'

La Opinión de Pichili : Como Dios manda
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Cádiz
Hay coplas que llevan regular su paso por el tamiz inexorable del tiempo. Todos hemos llorado y reído con pasodobles y cuplés de agrupaciones que marcaron época, que en su día fueron un pelotazo y que en la actualidad, como poco, nos causarían sonrojo.
El Carnaval de Cádiz es historia cantada y las letras son reflejo de la sociedad del momento, por lo que cualquier revisionismo de una composición de hace cincuenta años sería injusto. Si analizas con los ojos de hoy el mítico pasodoble de los Tarantos del casual encuentro de «un inglés con un gitano» ese se lleva la palma. Vamos, la Palma, Corralón de los Carros y hasta Pasquín porque es completito, tiene de todo: xenófobo, homófobo, machista, chovinista… Insisto, estamos hablando de un pasodoble de los años setenta del siglo pasado, que ya ha llovido. O tempora, o mores!, que decía Cicerón.
Por eso resulta inconcebible que en los estertores de la segunda década del siglo XXI nuestro Teatro de los Sueños se convierta en la Covacha de las Pesadillas y dé vox a coplas repugnantes que justifican la violencia machista y el maltrato a las mujeres por las denuncias falsas o para evitar la custodia compartida, una falacia asquerosa que las frías matemáticas se encargan de desmentir pues suponen el 0,01% de las miles presentadas.
Cada uno tiene libertad de pensamiento y expresión, faltaría más, pero el espíritu del Carnaval es transgresor y lo entiendo para - además de la burla y el cachondeo- cantar letras de crítica social, letras que remuevan conciencias, letras cargadas de contenido, letras contra el poderoso, con ironía y doble sentido y no para dar pábulo a semejante bazofia.
Tangos y pasodobles pestilentes que los ves venir desde la primera frase pues el aire se impregna de un tufo a alcanfor que te embelesa y te entran unas irrefrenables ganas de montar a caballo e iniciar la reconquista al grito de ¡Santiago y cierra, España!
A ver si te enteras, Juan Breva, que hace mucho tiempo que la Lola ya no te espera sola en su alcoba, que se ha ido de cachondeo con las amigas o adonde le salga del mismísimo. ¡Coño!




