Líneas rojas

Bienvenidos al mundo de las líneas rojas y los cordones sanitarios. Ahora está de moda, se habrán dado cuenta, definirse políticamente desde el rechazo a determinados pactos y a determinados partidos. Es curioso cuando un programa electoral se resume en un “con este y con este prometo no pactar”, sobre todo porque en muchas ocasiones ya se ha pactado con el que ahora provoca sarpullidos o se pactará en breve porque no queda otra.

Líneas rojas en un entorno político cada vez más fragmentado; es como prometer no compartir habitación y dormir solo mientras la casa se llena de gente. ¿Alguien se cree determinadas líneas rojas? Si hacemos caso al yo-me-mí-conmigo que estamos presenciando últimamente, más propio de preadolescentes que de líderes a los que se le supone altura de miras, el sudoku parlamentario que nos dejará el 28 de abril tendrá difícil solución. Todo esto si nos terminamos de creer las líneas rojas de cada partido; líneas rojas que se han convertido en las nuevas promesas de campaña. Se suele decir que el papel todo lo aguanta; en campaña, precisamente, parece que está permitida cualquier ocurrencia.

Unos vetan a Vox, otros a Podemos, unos al PSOE, otros al PP, otros a los nacionalistas o los independentistas…, veremos con quién comparte habitación cada uno después de las elecciones.