Recordando a Miguel Ángel de la Fuente

Palencia

Está siendo un año fatídico. Los obituarios parecen haberse apoderado de la actualidad local y provincial. Este miércoles toca despedir al ex primer teniente de alcalde, ex concejal de Bienestar Social y Empleo del Ayuntamiento de Palencia, Miguel Ángel de la Fuente Triana. Ha fallecido a los 54 años de edad como consecuencia de una enfermedad que le mantenía hospitalizado.

Un mazazo, sin duda. No hemos terminado de despedir a otros palentinos que hemos perdido en las últimas semanas, el último el maestro de la artesanía del calzado, Pedro Lozano, cuando nos asalta esta triste noticia. De la Fuente, que también fue director provincial del Servicio Público de Empleo Estatal, fue uno de los grandes valores del equipo de Gobierno de Alfonso Polanco en su primer mandato.

Fue noticia por su dimisión como portavoz del equipo de Gobierno para dedicarse en mayor medida a sus otras responsabilidades municipales, que no eran baladís. Las concejalías de Empleo y Bienestar Social sustentaban entonces una gran parte de la gestión. Viendo ahora cómo está la corporación municipal, uno echa de menos a gente de más peso como era el caso de Miguel Ángel o de otros concejales que ya no están.

Pero hoy no es día de crítica, hoy es día de recordar a un hombre que renunció a la dedicación exclusiva. Me consta que salió escaldado de la política municipal. Ahí lo dejo para que alguno reflexione qué hizo mal para desencantar a un puntal de aquella corporación. Leo un escrito que el fallecido hizo en su día para el Ateneo de Palencia. En él dice cosas que revelan el soñador que escondía el aspecto a veces duro de Miguel Ángel. “No es de desdeñar que perduren mentes que siguen soñando con la búsqueda de las verdades”, dice en ese escrito. Ese comentario es toda una manifestación de intenciones. Leo textualmente: “Yo defiendo el valor de lo importante y el valor del ser humano., de la persona, de su gran conquista: el pensamiento libre”.

Un magnífico epitafio, sin duda. Adiós Miguel Ángel, estés donde estés, queda tu compromiso y, cómo no, el cariño de los tuyos y de quienes te conocieron. Un abrazo a toda su familia, especialmente a su esposa.