Desahuciados a porrazos
La esencia de la sociedad es el apego al propio domicilio. Sin este sentimiento, se desmorona el edificio que nos mantiene en relativa paz

"La línea roja" de Matías Vallés (21/02/19)
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Palma
Nada puede ser más humillante para una persona que ser desalojada a la fuerza de su domicilio.
No importa que tenga la casa en propiedad, en alquiler o gracias a la beneficencia.
No importa que sea expulsada del lugar que habita injustamente, o de forma justificada por no atender a los pagos correspondientes.
La esencia de la sociedad es el apego al propio domicilio. Sin este sentimiento, se desmorona el edificio que nos mantiene en relativa paz.
De ahí que solventar un humillante desahucio a garrotazos de la policía, por mucho que se ajusten al reglamento y tal como ha ocurrido en Palma, suponga una vergüenza añadida para la comunidad entera.
La pérdida del domicilio se efectúa con todas las garantías judiciales, pero las plataformas contra los Desahucios ponen de manifiesto la crisis de la vivienda que castiga a los ciudadanos de Balears.
Estos colectivos no poseen la entidad física suficiente para ser intimidados a garrotazo limpio, con porras pagadas por los ciudadanos, y al escurridizo jefe superior de Policía le corresponde dar explicaciones.
Por cierto, no vimos a Podemos por los alrededores del desahucio.
La próxima vez, un psicólogo puede ser más útil que una porra.




