El miedo y la auto-ayuda
Maquiavelo / Cadena Ser
Córdoba
El miedo siempre ha sido un poderoso aliado del Poder de cara a controlar a la población sobre todo si analizamos las campañas políticas a la hora de pedir el voto del ciudadano. La maniobra de presentar al oponente como el “peor de los males posibles” logra la efectividad deseada de insertar el miedo en el votante y bloquear los mecanismos de análisis racionales en torno a, por ejemplo, los programas electorales. Y en pleno siglo XXI este miedo encuentra en la posverdad el gran aliado de su estrategia. Una posverdad que usa la emoción y las creencias como objetivos a los que teledirigir sus eslóganes a sabiendas de contar con grandes asociados como la turbotemporalidad y el imperio de lo emocional.
Maquiavelo ya nos avisó de que el gobernante, a la hora de elegir, debería inclinarse por ser temido puesto que la condición humana, desde su perspectiva, es mezquina.
El miedo se alimenta también del desconocimiento, en este sentido la mitología está repleta de los miedos humanos más comunes. Mitos como del Adán y Eva en el Génesis, donde ya se observan dos miedos distintos: por un lado el miedo a desobedecer a Dios, miedo a la autoridad, basándose en el miedo a lo desconocido ¿Qué pasará cuando muerda la manzana? ¿Tendrá razón la serpiente que nos dice que al comer la fruta del árbol prohibido adquiriremos conocimiento? Este miedo se relaciona con la infantilidad con la que son considerados por parte de Dios, que les dice lo que pueden y lo que no pueden hacer, tratándolos como menores de edad intelectuales (al estilo de Kant). El segundo miedo aparece cuando al morder la manzana, adquieren por primera vez conciencia de sus circunstancias y del contexto nuevo que se les pone por delante y aparece el miedo a la libertad en relación con la responsabilidad, una responsabilidad de tener que empezar a forjar su vida sin el amparo divino, sin el tutor legal.
Este tutor legal, en el siglo XXI, lo podemos encontrar en múltiples sectores que van desde los políticos hasta la popularizada auto-ayuda. Una auto-ayuda que no es otra cosa que otra manifestación del miedo de las personas a no saber orientar su vida por sí mismo y terminan buscando esos tutores que les digan qué es lo que tienen que hacer y cómo lo tienen que hacer, eliminado el difícil ejercicio del pensamiento crítico.
Es hora de enfrentarse a estos miedos que nos paralizan o nos conminan a actuar de manera visceral si queremos mejorar nuestra vida y también la vida las personas que nos rodean, de lo contrario seremos presas fáciles del miedo.
