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La cara B de la gestión de Tito

El Consejo de Administración del Levante se reúne esta tarde para analizar el trabajo de la dirección deportiva y decidir si le presenta una oferta de renovación

Helgura y Tito en el despacho del estadio Ciutat de Valencia(levanteud.com)

Helgura y Tito en el despacho del estadio Ciutat de Valencia

Valencia

Si nos vamos al neto de la gestión de Tito como director deportivo del Levante, el Consejo no tiene mucho que decidir esta tarde, simplemente hay que plantarle un contrato por tres años más, a razón de tres cientos mil pavos la unidad y listo.

Problema resuelto y de paso comunicamos que el anexo del contrato de Paco López queda extinguido y a partir de la próxima semana se anunciará que tiene dos años de contrato en firme. Aquí paz y después gloria.

Sin embargo, si nos detenemos en los momentos en los que Tito tenía que haber marcado la diferencia cómo máximo responsable del área deportiva, me van a permitir que les sugiera que le den unas cuentas vueltas y reflexionen sobre si el mercado podría ofrecer alguna opción mejor, para no caer en el conformismo y en el tópico de 'más vale malo conocido que bueno por conocer'.

Si algo ha demostrado el Levante de Quico Catalán es que no ha sido un club anclado en el pasado y que siempre ha querido ir un paso más allá de los límites que había soñado. La Ciudad Deportiva de Nazaret es una realidad y en abril arrancará la primera fase de la remodelación integral de Orriols. Cuando se fichó a Tito estos dos proyectos eran una utopía.

Por eso, no entendería que la pieza más importante de la estructura del club se renueve como consecuencia de la resignación a encontrar en el planeta futbol a una persona que le genere confianza al presidente y termine manteniendo una organización viciada y con muchas dudas sobre su capacidad.

Se supone que un director deportivo debe aglutinar y montar un equipo de trabajo que esté perfectamente coordinado desde el primer equipo hasta las categorías inferiores, pero la realidad de lo que ha ido ocurriendo en el club durante los últimos meses es que se ha convertido un reino de taifas, con un califato dirigido por Tito pero al que solo le secundan sus fieles escuderos.

El resto va por libre y solo le rinde cuentas a su presidente. Es el caso de Luis Helguera, como secretario técnico, Juan Luis Mora y José Luis Sancho que son un apéndice de la extinta secretaria técnica de Manolo Salvador y el responsable del Atlético Levante y del juvenil, José Hernández ‘Herni’.

No me creerán si les cuento que desde el pasado mes de diciembre el presidente exigió que semanalmente se le comunicase por correo los desplazamientos que cada miembro de la secretaria técnica realiza. Alguien lo interpretará como el interés del ejecutivo por saber al detalle el trabajo que realiza cada uno de sus empleados, otros pensaran que Quico quiere controlar el gallinero antes de que se le escapen las gallinas. Cada cual que piense lo quiera, para mí es un síntoma de desconfianza hacia el que lleva la batuta.

Tampoco me creerán, si les digo que sobre Vukcevic, Dwamena y Moses no se había realizado un seguimiento específico durante la temporada anterior con el propósito de cerrar sus incorporaciones. No hay un solo informe del director deportivo que avale o desestime en marzo, abril o mayo los fichajes del montenegrino del Braga, ni del ghanés del Zúrich, ni del nigeriano del Gent. ¿Quién los recomendó? Los '21 kiltates` de inversión no han ofrecido un mínimo retorno deportivo en 25 jornadas porque ninguno iguala o mejora a los titulares utilizados por Paco López.

No me quiero recrear en el informe de 45 minutos que sirvió para firmar en el último día del mercado de invierno a Armando Sadiku tras un amistoso que estaba disputando el Legia de Varsovia por tierras alicantinas o del viaje relámpago a Italia para convencer a Pazzini.

No es necesario recordar cómo y cuando llegaron Erick Cabaco y Nano Mesa. Un central de jerarquía y un goleador acreditado fueron las demandas que el cuerpo técnico solicitó un minuto después de conseguir el ascenso y el resultado de varios meses de trabajo fue el fichaje de un joven defensor uruguayo sin experiencia en España y la de un descarte del Éibar con sobrepeso.

En la renovación de Toño se ha duplicado su precio por anunciar a los cuatro vientos que se le había retirado la oferta en 'septiembre' a un jugador que quedaba libre en enero y en el mejor momento de su carrera. Tampoco es admisible la vacilada que los agentes de Jason y el propio jugador le han pegado al responsable deportivo durante cinco meses de negociaciones sin respuesta para terminar firmando en el Valencia y que la caótica situación la administre un entrenador, que sabe que con el gallego en el césped su equipo es mucho mejor, pero la reacción de la grada de Orriols puede ser contraproducente.

Y por encima de todo, lo más difícil de digerir es que Paco López, que es el grandísimo acierto de Tito, haya tenido que renunciar a jugar con su sistema porque no se atreve a recuperar el 4-4-2 mientras Vukcevic, Prcic y Doukouré sean los sustitutos naturales de Lerma.

El técnico de Silla ha terminado adaptando a otros jugadores a un nuevo sistema para que el equipo tenga equilibrio y esa decisión ha provocado 'daños colaterales' porque Morales se ha convertido en el quinto delantero, hay seis jugadores para tres posiciones en la medular y Moses, que vino para ser extremo, haya descubierto su faceta de carrilero.

Digo yo, que si la dirección deportiva escucha las peticiones del entrenador, el año que viene tendrá que fichar a un pivote defensivo del perfil de 'Jefferson Lerma', a pesar de tener a sus seis centrocampistas con contrato en vigor y haber negociado con el Torino por Lukic.

También tendrán que firmar a dos delanteros que compitan con Morales y Roger, porque Dwamena no es competencia para la pareja más letal. Y también, habrá que firmar a un lateral derecho para que Moses Simon haga de extremo que es para lo que le contrataron.

Yo no sé qué puntos a favor y que puntos en contra tendrán Tito y el resto de miembros que conforman la estructura deportiva para merecer la renovación, pero lo que describo en este relato es una realidad paralela a la que dicen las estadísticas y los números que avalan su gestión.

Esta tarde se va a elegir el modelo que el Levante quiere construir para su futuro, un futuro ligado a la sobredimensión que tendrá la cantera granota con la construcción de una nueva Ciudad Deportiva que servirá como reclamo para atraer a muchos talentos que ahora no contempla al club como una opción para sus carreras deportivas.

Ese proyecto lo debe liderar una persona que sea capaz de montar el mejor equipo de profesionales que el Levante se pueda permitir, para que muchos Morales y muchos Roger no haya que buscarlos en Francia o en Portugal porque sean residentes de Nazaret.

Y del mismo modo, el Levante del futuro tiene que tener a un persona que aglutine y reúna los suficientes conocimientos para poder montar una secretaria técnica que peine todos los mercados para no tener que llegar a cada cierre con la angustia de no haber podido conseguir las primeras, ni las segundas, ni las terceras opciones y se tenga que conformar con los despojos de otros clubes, los ofrecimientos de los agentes o pagando precios desorbitados por futbolistas que no mejoran el nivel competitivo de la plantilla.

¿Qué Levante quieren proyectar en el futuro? El Consejo tiene la palabra.

José Manuel Alemán

Redactor de Deportes en Radio Valencia

 
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