El factor humano (que lo aguanta todo)

Han sido necesarios solo 18 días para contemplar lo que, al menos hasta ahora, sucedía en política en unos cuantos años.

Silvia Clemente rompió de forma abrupta con su partido de toda la vida el 21 de febrero. Cuatro días más tarde fue presentada como la gran esperanza de Ciudadanos por el aparato del partido. Solo quedaba que los afiliados respaldaran mayoritariamente la decisión de los que más mandan en la formación liderada por Albert Rivera, algo que en un principio ocurrió el pasado sábado, pero una reclamación ante el comité de garantías deshizo el entuerto dos días después y todo quedó en nada para Clemente. ¿Quién ha metido la pata de manera tan estruendosa? ¿El error humano responsable según el número dos de Ciudadanos de este desaguisado a qué humano o humanos hay que atribuirlo? ¿Qué precio pagarán? ¿Seguirán cerca de la sala de máquinas?

Albert Rivera acaba de recibir un correctivo de una intensidad hasta ahora por él desconocida. Los militantes han torcido el brazo a la voluntad de la mayoría de notables que ya saben a qué sabe encajar un gol en propia puerta.

Falta aclarar en todos sus extremos lo que ha ocurrido. El partido de la regeneración no puede aspirar a que el paso del tiempo desdibuje y atenúe lo que sin paliativos tiene a día de hoy un aspecto realmente inquietante.