Gran Canaria dispone de recursos geotérmicos que podrían ser explotados, especialmente en el sur y el este de la isla, cuyo aprovechamiento exige un estudio más detallado, según las primeras conclusiones sobre el potencial de su subsuelo en esta materia encargado por el Cabildo al Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán). En las vertientes sur y este de la isla se ha encontrado agua subterránea a una temperatura aproximada de 140-150 grados centígrados, que podría generar electricidad con una planta de ciclo binario, ha asegurado el coordinador científico del Involcán, Nemesio Pérez. Hasta el momento se ha hecho una exploración geotérmica en superficie que requiere una segunda fase, con datos en profundidad, para saber cuáles son las zonas más interesantes para la explotación, ha dicho Pérez. En su opinión, una vez que se conozcan más datos, aproximadamente dentro de dos años, surgirán inversores privados interesados en explotar la energía geotérmica de la isla. Azores ya ha desarrollado proyectos de este tipo y los cabildos de Tenerife y de La Palma están explorando su potencial, igual que Gran Canaria, ha indicado el presidente del Cabildo de esta última isla, Antonio Morales, quien ha señalado que el estudio sobre los recursos geotérmicos tiene un presupuesto total de un millón de euros. Morales ha dicho que este proyecto forma parte del objetivo de la corporación insular de lograr la «soberanía energética de Gran Canaria». Dos kilómetros de profundidad En un análisis detallado de la investigación desarrollada hasta ahora, Pérez ha informado de que los resultados preliminares del estudio geoquímico de gases disueltos en las aguas subterráneas de Gran Canaria indican que el origen del CO2 disuelto se debe a un proceso de mezcla de gases de origen profundo con gases atmosféricos-biogénicos, que reflejan zonas de mayor permeabilidad y ascenso de fluidos. El estudio geofísico de magnetotelúrica refleja que el modelo 3D de resestividad de la isla está dominado por la presencia de una estructura resistiva central que coincide en la parte superficial del modelo con la caldera de Tejeda (aproximadamente hasta dos kilómetros bajo el nivel del mar). A partir de esa profundidad, el cuerpo resistivo se extiende en dirección norte y este, y esta estructura es coincidente con la anomalía positiva de densidad que aparece en el modelo gravimétrico de la isla realizado en otras ocasiones. De acuerdo al estudio, no se detecta ninguna anomalía conductora en el interior de la caldera, pero sí un enjambre de ellas fuera de la misma, quizás asociadas a las fallas anulares periféricas de su parte meridional. Las anomalías conductoras aparecen en dos intervalos, tanto en el este como en el sur de la isla. El primer grupo se sitúa entre los 600 y los 1.200 metros bajo el nivel del mar, profundidad alcanzable mediante sondeos geotérmicos. El segundo intervalo conductor se localiza en las mismas zonas, entre 1.600 y 3.000 metros bajo el nivel del mar y presenta su máxima extensión a los 2.400 metros. En muchas zonas este conductor no resulta accesible mediante sondeos si hubiera que sumarle la cota topográfica, por lo que se plantean siempre sondeos de una profundidad máxima de 2.500 metros. De cara al futuro se plantea la detección de descarga de aguas calientes costeras mediante el análisis de imágenes térmicas satelitales, y con posteridad, con un vuelo infrarrojo térmico mediante helicóptero o dron. También se prevé mejorar el modelo geoeléctrico de Gran Canaria mediante la realización de nuevas medidas de magnetotelúrica en las zonas más interesantes. Igualmente, se apunta un estudio de tomografía sísmica a través del análisis de ruido sísmico para la exploración geotérmica de la isla, y se propone realizar nuevos estudios de geoquímica de emanaciones difusas de gases en la isla complementarios a los ya efectuados.