Dos investigadores consiguen llegar al final del túnel de la Atlántida
Un equipo de la UNED logra llegar al final del túnel de la Atlántida en Lanzarote, hablamos con Javier Lario, uno de los investigadores que estuvo allí
Arrecife
Nada, al final del túnel no hay nada. "Solo hay una pared", explica Lario. Solo seis personas han estado allí. Se trata del final del túnel de la Atlántida, uno de lo sitios más insólitos del mundo por sus características geológicas y su singularidad biológica. Hacía treinta y dos años que nadie había estado allí, pero ahora Javier Lario, Catedrático de Geodinámica de la UNED, ha logrado volver con su equipo.
"Técnicamente es complicado, la profunidad es importante y el equipo es pesado, hay que entrar buceando y volver", explica Lario. "Es el túnel sumergido más largo del mundo. Al final del túnel realmente no hay nada, hay una pared y se acaba literalmente. Lo que sí hay es un material geológico que se ha depositado durante millones de años", explica el investigador. Son esos materiales los que han recogido en la UNED para seguir investigando este espacio singular.
El objetivo es conocer cómo ha evolucionado la isla de Lanzarote, "el tubo del túnel de la Atlántida forma parte del volcán de la Corona y en su momento estaba emergido, se formó sin estar cubierto de agua. El análisis de los depósitos geológicos permite hacer una reconstrucción paleoclimática durante los últimos 20.000 años", explica Lario. Además, otros investigadores han analizado la fauna del túnel, única en el mundo por su adaptación al medio.
"Te sientes un poco explorador, porque sabes que muy poca gente ha accedido a ese tubo. Al ser un punto tan singular, te sientes un privilegiado de poder estar en este sitio. Además, al ir flotando, tienes la sensación de estar explorando el espacio", explica el investigador. El trabajo de la UNED no ha hecho más que empezar y después del verano volverán a la isla para continuar con nuevas exploraciones.