'Poeta en flor'
No sé por dónde empezar a contar. De qué hilo tirar para llegar a donde quiero llegar sin irme por las ramas
Firma Paola Tobalina, "Poeta en flor"
02:31
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/048RD010000000091172/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Algeciras
No sé por dónde empezar a contar. De qué hilo tirar para llegar a donde quiero llegar sin irme por las ramas. Tengo poco espacio y mucha letra.
Hoy me levanté decidida a recibir a la primavera con calma, le abrí los ojos frente a la ventana con la bandeja del desayuno. Ayer, en la librería, me ofrecieron la revista Mercurio que se encarga del fomento de la lectura. Así que juntas, la revista, el desayuno y yo decidimos estrenar la primavera.
Con lo que no contaba era con que sus páginas me hiciesen viajar a otras primaveras: a las de la juventud, a la floreciente estación vivida en el tiempo de estudiante en Granada. Y es que uno de sus artículos hablaba del último libro de poesía de uno de mis profesores de la facultad, y no uno cualquiera de los muchos que hubo, no, uno especial del que llegué a amar en silencio todo. Quizá sería esa necesidad de atender al poeta profesor que veía en los pasillos arrastrando los pasos como cansado de la vida, con resacas acumuladas en sus ojeras buscándole "otra sentimentalidad" a las cosas desde la proa de la barra de los bares, poco dado a conversaciones y ocultando tras sus gafas una mirada tímida que a su vez protegía un corazón a la par huraño y tierno. Pero era llegar a clase y transformarse; sin abandonar la cadenciosa melancolía de su voz, la luz le llegaba en forma de poesía y hablaba y hablaba de lo que realmente sabía y le gustaba; y mientras, a mí se me iba quedando siempre la misma cara de boba. En la calle lo veía a mil años luz de mi raso vuelo pero en la universidad parecía que podía rozarlo con mis alas.
Podrás imaginarlo, no falté a ninguna de sus clases. Y ahora, un cuarto de siglo después, o mejor, para que no parezca tan lejano, diré que son veinticinco primaveras las que han pasado, cuando vuelve hasta mí con nuevo libro, una antología poética.
El poeta Álvaro Salvador fue de los hombres que me dejaron huella. Así que hoy, celebrando la primavera, he rescatado una crucial parte de la banda sonora de mi vida.