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Presentación de libro "Historia de La Iruela. Una villa del Adelantamiento de Cazorla"

Una obra del sacerdote e historiador Rufino Almansa Tallante

Francisco Jimenez, José Antonio Olivares y Patricio Almirón durante la presentación del libro / MJBAYONA

Cazorla

 

Ve la luz, por fin, la versión encuadernada del libro “Historia de La Iruela. Una villa del Adelantamiento de Cazorla”. Es sin lugar a dudas una importante obra para el municipio, cuya versión digitalizada se presentó hace dos años.

Para el municipio de La Iruela supone incorporar por primera vez un libro histórico, riguroso y documentado con enorme precisión. Una labor y un mérito que no le es ajena a La Iruela como se pudo comprobar por el enorme aforo que logró la presentación en el edificio de usos múltiples de la localidad.

El alcalde, José Antonio Olivares puso de manifiesto su satisfacción personal “por poder ver cumplida la promesa que hice en su momento a don Rufino de que este libro debía salir a la luz”. Una obra en la que trabajó durante muchos años “realizado innumerables viajes a Toledo, Madrid y Granada para recopilar de los archivos toda esta información”.

El salón de actos registró un lleno absoluto de gente interesada en la presentación del libro / MJBayona

La publicación ha sido llevada a cabo por Diputación Provincial en colaboración con el consistorio de la localidad. Una primera edición de 600 ejemplares a la que por la premura de que se viese finalmente encuadernado no se le han incorporado las ilustraciones que esperan poder completar en una próxima edición. Así lo expuso el diputado provincial y alcalde de Santo Tomé, Francisco Jiménez “al ser pocos ejemplares sale un poco cara pero se ha financiado al cien por cien por la Diputación”. El libro consta de 308 páginas cuya portada presenta una ilustración de 1854, tal vez la primera imagen conocida del Castillo de La Iruela, que realizó José Ortiz Echagüe.

Y lo hace casi tres años después el fallecimiento de su autor y gracias a su directo colaborador en las labores de investigación histórica, Patricio Almirón. “Un libro que don Rufino tenía finalizado desde hacía años pero que por diversas circunstancias no acababa de publicarse”, comenta Almirón, “hasta que el alcalde de La Iruela no le insistió para que el libro pudiese ver la luz”.

El libro sale a la venta al precio simbólico de cinco euros / MJBayona

Según le trasladó el propio Rufino Tallante a Patricio: “este libro es para la gente de La Iruela, que siempre me acogió con cariño, en mi juventud cuando subía a ayudar a Don Jesús en la catequesis. Y de mayor cuando el señor obispo me nombró párroco de esta villa de La Iruela, a la que dediqué los últimos años de mi vida. Todos se merecen conocer algo de sus antepasados, que ellos mismos escribieron en las páginas de su historia y que yo leí para ellos”.

La publicación abarca un periodo histórico decisivo que va desde la conquista de Rodrigo Ximénez de Rada hasta el siglo XIX. Consta de dos partes bien diferenciadas: la Civil y la Eclesiástica. Donde el lector encontrará innumerables acontecimientos históricos y curiosidades como “que la Parroquia pasó del Cerrico al emplazamiento actual como consecuencia de que en 1951 hubo unos movimientos sísmicos que produjeron una gran fisura en la bóveda de la iglesia y tuvieron que derribarla”. Y remontándonos a la época de la Guerra de la Independencia “nos encontraremos distintos sucesos muy bien descritos”.

El autor del libro, Rufino Almansa Tallante / Patrico Almirón

También destaca datos históricos tan curiosos como que la fundición de la campana (Gorda) que da las horas en la torre del ayuntamiento data de 1514.

La historia de La Iruela se puso en marcha cuando Fernando III “El santo” hizo donación a Santa María de Toledo en la persona de Don Rodrigo Ximénez de Rada, para él y sus sucesores en la sede primada de la Villa de Quesada. Fue un día 20 de enero de 1231. Como consecuencia de esta donación, Don Rodrigo, en la primavera de ese mismo año organizó un ejército y tomó rumbo a la frontera del sur. El arzobispo Don Rodrigo, que además de eclesiástico y militar fue uno de nuestros primeros historiadores, nos dejó escrito en su libro historia “De rebus Hispaniae”, las visicitudes de esta campaña. “Y allí estamos nosotros por primera vez en las páginas de la historia” comenta Rufino.

Don Rufino lo cuenta así: “Continuó la conquista con una serie de fortalezas, que el mismo Don Rodrigo enumera: Pelos, Toya, Lacra, Aosin, Fuente Julian, Torres de Alicún, Fique, Maula, La Iruela, Dos Hermanas, Villa Montín, Nubla, Cazorla,Cuenca y Chiellar”.

Fuente Julián es el actual emplazamiento de la ermita de San Julián, junto a Buruchel y Nubla, donde aún permanece inhiesto un lienzo de su poderoso castillo. En cuya plaza de armas la fe de nuestros antepasados levantaron un santuario en honor a Nuestra Señora de las Nieves y de San Blas.

Por otro lado, hay que hacer referencia a dos pasajes importantes en la historia de La Iruela que pueden darnos una idea del amplio contenido de la publicación.

En primer lugar, está el documento por el cual el arzobispo Don Gome Manrique concede el título de Villa a La Iruela. Fue en un 28 de junio de 1370, por lo que como explica Patricio Almirón “el año que viene se cumplen 650 años los que cumple La Iruela como villa independiente, que habrá que celebrar”.

Pero esta elevación a villa no gustó a los vecinos de más abajo por lo que el adelantado Pedro Rodríguez de Sotomayor fue reprendido por el propio arzobispo Don Pedro Tenorio y confirmó el privilegio de villazgo el 8 de septiembre de 1378.

El segundo acontecimiento importante fueron los sucesos acaecidos durante la invasión francesa. Un 27 de mayo de 1810 fueron asesinadas 23 personas entre las que se hallaban mujeres y niños en la ermita de los Desanparados. Donde les encerraron y pegaron fuego. Sus lamentos llegaban a las zonas altas de la sierra donde se habían refugiado el resto de habitantes. Y así lo relata Rufino Almansa apoyándose en las actas municipales: “víctimas de la barbarie del enemigo envenenado por las actuaciones anteriores, pues entro en ella degollando a cuantos pudieron encontrar. Violando a las infelices mujeres, que tuvieron la misma desgraciada suerte. Llegando a tanto su homicidio que 23 personas que había en la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados en las huertas, las quemaron dentro de la casería y allí perecieron”.

El libro concluye con el misterio de Pasión que se celebraba en La Iruela describiendo el domingo de resurrección: “al rayar el día, las campanas tocaban a Gloria, las señoras iban a la parroquia a buscar a la Virgen. Los hombres subían al oratorio del arco de la bóveda para acompañar al Señor Resucitado, que estaba representado por la imagen del niño de San José. Sobre un sepulcro vacío aseguraban un silloncito de madera dorada. En el sentaban al niño Jesús con un precioso banderín dorado, queriéndolo simbolizar en la esfinge del niño, la vida nueva de Cristo Resucitado, glorioso e inmortal. Impasible y el renacer a la naturaleza humana de María de Gracia. En la plaza, tenía lugar el encuentro de los dos cortejos entre aplausos, cohetes, música, incienso, canticos, lágrimas y el volar de las palomas.

El reloj de la historia es así de caprichoso, y hoy el reloj municipal ocupa la que fuese torre de la capilla del hospital de San Antón. Y la campana que da las horas, es la campana “Gorda”, que perteneció a la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos.


 

 

 

 
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