La posverdad y los colaboracionistas
José Carlos Ruiz habla sobre como la posverdad está entrando en el análisis ideológico del individuo, como se percibe a sí mismo y cuáles son las identidades que va forjándose
El arte de pensar 8. La posverdad.
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Córdoba
La posverdad ha venido para quedarse. Un elemento que se adentra no sólo en el análisis político sino que además esta configurando de una manera sutil elementos tan fundamentales de la sociedad y del individuo tales como la ideología o la propia estructura social. Una posverdad cuya finalidad se centra en ir a la línea de flotación de las emociones, pasando por encima de las evidencias. Junto a este objetivo que enfoca hacia las emociones en forma de titular efectista también encontramos el aprovechamiento de las creencias del receptor de la misma. Unas creencias que no necesitan revisión debido al anclaje que ya poseen y que hallan en el slogan de la posverdad una confirmación de las mismas.
De entre sus mejores aliados destacamos la turbotemporalidad acompañada de la aceleración. Dos elementos que favorecen su expansión y que hacen de parapeto al pensamiento crítico, necesitado de tiempo, distancia, sosiego y sobre todo de duda. Una duda que, tal y como Victoria Camps señalaba, requiere desacelerar, harto difícil, a la vez que reconocer que no sabemos. Tal es así que el sujeto que prefiere no dudar se convierte en un colaboracionista indirecto que teledirige su atención a su propia subjetividad entendida como un hedonismo vulgar.
Esto pone de manifiesto lo que el filósofo coreano Byung Chul Hal apunta como una atomización del tiempo, donde cada momento eclosiona en sí mismo rompiendo el relato, sin aparente continuidad, produciendo un exceso de atención en cada instante que se vive de manera plena e intensa. De este modo, las categorías temporales pasado y futuro, pierden la legitimidad que siempre han tenido.
De modo que si queremos hacer frente a esta epidemia pseudo-epistémica que día a día se filtra por doquier es necesario que, como ya Descartes postulaba, pongamos en marcha los mecanismos de una duda metódica que se encargue de evaluar a la posverdad en cualquiera de las manifestaciones que se presentan.