Sobre listas electorales y fichajes 'estrella', por Pepe Belmonte

Murcia

¿Por qué recurren los políticos a la sociedad civil?

No vean ustedes, en tan sólo unos pocos días, lo mucho que se ha animado la pre campaña electoral.

Para empezar, la hiperactiva Noelia Arroyo, que aspira a poner mando en plaza en la ciudad de Cartagena, echaba toda la culpa de la situación del deterioro del Mar Menor y de su escasa promoción turística a la actual alcaldesa de esa ciudad, olvidando por completo –porque la memoria, ya se sabe, es frágil y muy caprichosa– que su compañera de partido, la polémica Pilar Barreiro, fue la regidora durante veinte años, durante dos décadas, con lo que algo de responsabilidad y culpa tendrá en todo este asunto.

La propia Noelia Arroyo que, recordemos, fue, con mucho, la peor consejera de cultura de la historia de la democracia en la Región de Murcia, ha tenido que recurrir a un conocido guitarrista para darle realce a su propia imagen. El guitarrista de marras, sumiso y callado, ha tenido que marcharse con la música a otra parte y entrar en política, un terreno en el que la gente de la cultura siempre ha tenido muy mal encaje.

Sus adversarios, como Ciudadanos o PSOE, tampoco le van a la zaga, tirando de nombres ilustres, de gente de la sociedad civil, ajena, hasta ahora, a la política, como médicos, profesores o periodistas .

¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Es que no se fían de sí mismos y están utilizando de manera descarada y torticera a personas sobre las que aún no planea la sombra de la duda?

La falta de credibilidad de nuestro políticos, su ya escaso y casi inexistente prestigio –ser político se ha convertido en sinónimo de vividor, de poco honrado, de manipulador y embustero, cuando no de peores cosas– está propiciando el que recurran a todos los sectores de la sociedad para que les saquen las castañas del fuego.

A usted mismo que ahora me escucha, le podría llegar dentro de unas horas una suculenta oferta para que se incorpore de inmediato a la política. Hágame caso y diga que no. Que sean ellos los que den la cara, que para eso les pagan. Y mucho más de lo que merecen.

Pepe Belmonte