'Las fakes son fakes porque los lectores así lo quieren'
Sobre las noticias falsas que se prodigan en las redes sociales
Firma Shus Terán, ·"Las fakes son fakes porque los lectores así lo quieren"
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Con la venia Juanma.
Hay una imagen que ha recorrido las redes. La de una chica metiéndose una raya de coca con un móvil como soporte. Lo curioso no es que sea una chica, ni que se esté mintiendo algo que puede ser coca o cualquier otra sustancia estupefaciente. Lo curioso es que ayer esa imagen apuntaba a que era una chica que se presentaba por Ciudadanos y al día siguiente la vinculaban con el PSOE y a PODEMOS.
Es algo muy simple. No importa el hecho. Lo que importa es vincularlo a una agrupación o formación política para desprestigiar a la misma. La candidata de..... se mete coca. Lo peor no es que sea un fake y que una población tan inculta, ignorante y ramplona como la nuestra le dé pábulo. Lo realmente peligro es que medios de comunicación utilicen esa estrategia.
Titulares como este de La Razón "La asesora de Podemos que secuestró a su hijo solo le sacaba un rato por la noche" o este vergonzoso titular de un medio de desinformación en el que intenta criminalizar al feminismo con este otro ignominioso titular "Una feminista de Jaén mata a sus dos hijos de 3 y 11 años ahogándoles en el domicilio familiar". O este otro del azote de la dignidad periodística Eduardo Inda y su gaceta infumable: "A Iglesias le gusta besarse en la boca con los hombres... esta vez le tocó a Errejón", donde parece que una posible condición homosexual impediría el normal ejercicio político. Este también tiene miga, "Las moras de Melilla, más prolíficas que las ratas". O este otro donde se combina perfectamente la criminalización del derecho a abortar de una mujer y a la vez se cuestiona el tener hijos una vez superado los 40 años: "Felizmente, la alcaldesa de Barcelona no abortará a su hijo: Ada Colau anuncia que está preñada a sus 42 años".
Curiosamente hoy conocemos que algunos de los responsables de estos ignominiosos titulares recibieron prebendas por parte del Gobierno de este país para perjudicar a una opción política. Lo que no sabemos es por qué más habrán obtenido beneficios y favores. Y el asunto no es baladí, sino que constituye uno de los hechos más graves de los últimos 50 años, capaz de dinamitar los famélicos cimientos en los que hemos edificado nuestra democracia.
Yo llegué al mundo del periodismo por vocación y a través de la fotografía. Tras más de tres décadas ejerciéndolo me he encontrado de todo en el camino. Siempre he tratado de guardar los principios éticos e inherentes a esta profesión. Y siempre he entendido que somos los periodistas los responsables de actuar de notarios del poder. Aún recuerdo cómo hace años en plena campaña electoral un político verbenero hoy forzado al retiro por la vía judicial) me ofrecía un puesto de trabajo con un jugoso sueldo a cambio de callarme la boca y no publicarle sus chanchullos. Hoy me siento realmente orgulloso de haber despreciado a esa persona y su intento de soborno y de poder mirar a ese verbenero y otros políticos de su calaña a la cara sin tener que apartar la mirada. Hoy lo volvería a hacer una y todas las veces. Por eso me repugna que compañeros acepten sobornos y no solo sean adoradores de interesados y políticos corruptos, sino que (y es aún peor) mientan y conspiren sobre honradas personas por el simple hecho de ser sus rivales políticos.
Asco. Tengo muchas náuseas estos días y todavía me dan más náuseas esos quienes dan, o pretenden dar lecciones de ética y cuestionan a los demás, y son ellos quienes tienen realmente algo que esconder.
Y pena, me dan quienes son incapaces de discernir, entre una información y un titular interesado, sesgado y con una clara intencionalidad a pesar de estar completamente vacío de razón o información.
Permítanme un alegato en defensa de los cientos de hombres y mujeres que con su dedicación y profesionalidad dignifican el periodismo jugándose algunos de ellos literalmente la vida.
Y para finalizar un mensaje a los lectores, busquen, comparen, infórmense, tenga el máximo de componentes, para así poder hacerse una opinión sobre lo que es la verdadera información. Rehúyan de titulares grandilocuentes y no den por sentado que lo que están leyendo es la verdad infalible. Solo así, contribuirán a que los periodistas seamos mejores en el desempeño de sus tareas. Y solo así serán responsables de avanzar como una sociedad ilustrada.