'Fronteras'

Algeciras

Hoy, 22 de abril, lunes, resulta imposible comenzar esta columna sin manifestar mis condolencias y mi solidaridad con todas aquellas personas que han sido víctimas del terrible atentado terrorista de Sri Lanka. De nuevo la intolerancia, la violencia y el desprecio al que piensa de manera diferente, al que adora a dioses distintos o al que entona cánticos en otra, o en la misma, lengua convierte a cientos de personas inocentes en objetivo de la violencia sin sentido.

Una vez, en un exámen, hace ya años, una alumna escribió una frase que a mi nunca se me ha olvidado, decía: las fronteras son líneas imaginarias que, en realidad, no existen. Da que pensar.

Los seres humanos venimos estableciendo de forma artificial todo tipo de fronteras entre nosotros mismos. Fronteras ideológicas, religiosas, económicas, raciales, políticas, sociales, territoriales y culturales cuya consecuencia básica, a lo largo de la Historia, desde Summer a Sri Lanka, no han generado más que sufrimiento humano en forma de guerras, imperialismos, esclavitudes y supremacías de unos sobre otros.

Tratar de encontrar explicación a un fenómeno constantemente presente en nuestra conducta como especie es, desde luego complejo. Vivimos, como humanos, hoy, un momento de profundas transformaciones en casi todos los ámbitos de nuestra realidad. Las nuevas tecnologías, el crecimiento demográfico, el grave problema que plantea el cambio climático a nivel mundial o la globalización económica, nos debería obligar, como especie habitante de este territorio al que llamamos planeta Tierra, a tratar de mejorar como individuos para intentar avanzar hacia mejoras globales que equilibren las economías, mejoren la educación y la salud, permitan el acceso de la población a recursos básicos como el agua potable o la alimentación y muchas otras cosas cosas más.

Puede parecer una idea inalcanzable en un futuro próximo pero, para algunas cuestiones, parece que no nos queda mucho tiempo y quizás, a pesar del auge los nacionalismos y los brexits, la única solución de futuro que tengamos como especie esté basada en pensamientos globales que intenten alcanzar soluciones globales. Algunos movimientos de carácter social, solidario o ecológico, movimientos sociales que hace pocos años no eran significativamente importantes, hoy desempeñan un importante papel haciendo que sus propuestas sean tenidas en cuenta por aquellos que tienen el poder de tomar decisiones. Muchos de esos planteamientos superan las fronteras y dan respuestas a desafíos y problemáticas humanas, a veces, de lesa gravedad.

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Quizás el futuro venga por ahí y puede que la violencia sea sustituida por el diálogo, la intolerancia por la aceptación, la desigualdad por el equilibrio y el rechazo por el respeto y el ponerse en el pellejo del otro. El tiempo lo dirá,

Por cierto, el domingo 28 no te quedes en tu casa. Que hay elecciones. Ve y vota.