El 'Verso Suelto' de Jesús Arbués

Un español que se precie debe tener armas en casa y yo le propongo este armamento: una lanza en astillero, una adarga antigua, un rocín flaco y un galgo corredor. Así es fácil defenderse. Ahora que se acerca el 23 de abril, pero también las fechas en que este país se convierte en un parque temático de la posguerra o de la Edad Media con mantillas y estatuas de dioses por la calle, ahora cuando pueda que se acerque un futuro donde los toros y los bailes regionales serán la única cultura que consideramos como propia y que debemos proteger, ahora que nos aconsejan recuperar rancias los de héroes que se abren el pecho buscando la bala, resulta curioso que El Quijote, la historia de un loco perdedor sea lo más universal que tenemos. Por más que aquí no lo leamos, es el representante de una cultura de la que sentirse orgulloso y, por más que se empeñen en atrasarnos la hora cuando cruzas los Pirineos, los reyes están en Las Meninas de Velázquez, los toros en los grabados de Goya, la caza en Saura, los bombardeos en Picasso, la memoria histórica en Lorca… Éstas y muchas otras deberían ser nuestras armas para enfrentar el futuro.