'¿Sirven de algo los debates?'

La Línea de la Concepción

En los últimos dos días hemos asistido a dos debates electorales entre los cuatro principales candidatos que incurren a las elecciones generales de este próximo domingo. No voy a entrar en quién ha ganado cada uno de esos debates o quién se ha cavado su tumba, aunque sí es cierto que, seguramente, el gran ausente, VOX, ha sido el gran beneficiado.

Es cierto que suele atribuirse a estos debates una importancia decisiva en la elección final de los votantes. La excesiva pomposidad con la que las respectivas televisiones organizadoras los gestionan intenta además resaltar aún más esa decisiva importancia.

Si bien es cierto que está claro que los debates electorales interesan y que prueba de ello son los estupendos datos de audiencia obtenidos por estos dos celebrados en España, en realidad son muchos los estudios que dicen que los debates mueven pocos votos y apenas son determinantes. En esto de los estudios se llevan la palma, como no, los americanos y sus debates presidenciales. Al parecer, según los mismos, son más fiables las opiniones que pudieran verter los electores antes y no después de su celebración.

También según estudios realizados en Estados Unidos, los debates suelen beneficiar a la oposición, puesto que la persona que ocupa el cargo presidencial en el momento del debate tiende a arriesgar menos y, en la medida de lo posible, evitar errores de calado que puedan entorpecer su deseo de ser reelegido.

Sea como fuere, diré que vi los dos y que me aburrieron bastante. Tampoco han tenido una incidencia en mi decisión sobre a quién votaré el próximo domingo, y creo que eso mismo le ocurrirá a la mayoría de los españoles.

Lo que sí espero es que no haya desidia electoral y que los votantes ejerzan su derecho al voto de forma masiva. Del resultado ya hablaremos la semana que viene.