'El estiércol de la política'
Siendo los resultados lo más importante de unas elecciones democráticas, cuestión que dejo para los analistas cualificados, quisiera referirme a lo que se ha convertido en el estercolero de la política
Firma Antonio Pérez Girón, ·"El estercolro de la política"
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Siendo los resultados lo más importante de unas elecciones democráticas, cuestión que dejo para los analistas cualificados, quisiera referirme a lo que se ha convertido en el estercolero de la política. Hablo de los pormenores que, en torno, o formando parte de la campaña, se han producido, y se seguirán produciendo en toda competición electoral, lamentablemente. Me refiero a ese barro lanzado, utilizando las incontrolables redes sociales, las mentiras orquestadas y organizadas fríamente.
La calumnia y el insulto circulan libremente por ese universo del que un número elevado de personas son absolutamente dependientes. La bondad de ese medio se convierte en veneno que se inocula en quienes no se preocupan de contrastar lo que recibe por interesadas y distintas vías. Se da por bueno y real lo que no es más que un montaje con el mero interés de deshonrar a quien se ve como enemigo, no un adversario o una persona de ideas distintas.
A este ejército de impresentables difamadores y manipuladores hay que unir a esos opinantes que se valen de una ventana en diferentes medios para echar fuera toda la bilis ideológica que acumulan. Lejos de quienes comentan, desde distintos puntos de vista y formas de entender la política, las situaciones que el panorama político va deparando -con más o menos acierto-, están estos comentaristas de medio pelo, tratando, más que buscar una reflexión del lector, el oyente o el telespectador, aprovechar una posibilidad de provocar el insulto hacia quienes no comparten su modo de pensar.
No se salvan tampoco los políticos de oficio. El que los contendientes lleven aprendida una frase buscando un titular periodístico es lo de menos. Otra cosa es la mentira usada en debates televisivos y, demasiadas veces, las promesas electorales se convierten en papel mojado cuando se alcanza el poder. Tampoco es edificante la pérdida de respeto entre quienes deben ser espejo de las buenas maneras.
Pero como todo no es oscuro hay que saludar que algunos medios comiencen a desmenuzar las intervenciones públicas de los políticos, para destacar lo que no es cierto. También para denunciar los bulos que circulan en las redes sobre los propios representantes públicos.
No es tarea fácil, dada la magnitud de la epidemia generada, pero, sin duda es un paso que sirve para ir desenmascarando tanta falsedad apoyada en las nuevas tecnologías. Bien es verdad, que no es fácil contrarrestar una mentira que, circulando libremente, ya ha llegado a miles de personas, pero habrá que intentar poner coto a esas estrategias de maldad, en nombre de la verdad y de la propia democracia.