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Joaquín Galdós malogra con la espada una gran faena

El peruano da la única vuelta al ruedo de la tarde, José Garrido toreó muy bien de capa y Alfonso Cadaval no tuvo lote para triunfar

Joaquín Galdós en uno de los buenos derechazos que le dio al quinto toro de la tarde / @maestranzapages

Joaquín Galdós en uno de los buenos derechazos que le dio al quinto toro de la tarde

Sevilla

El torero peruano de Lima Joaquín Galdós, que hacía su presentación en Sevilla como matador de toros, ha rozado el triunfo en el segundo festejo de la Feria 2019 tras malograr con los aceros la gran faena que ha realizado al quinto toro de la tarde, al que le hubiera cortado una oreja de enorme peso, quedando el premio en una vuelta al ruedo. Por su parte, el extremeño José Garrido toreó muy bien de capa al toro que abrió plaza, mientras que el sevillano Alfonso Cadaval estrelló su corto bagaje ante un lote poco propicio.

  • FICHA DEL FESTEJO

Antes del toro del casi triunfo, Galdós se las vio con un primer oponente manso al que le apuró las cuatro embestidas buenas que tuvo. Con el quinto fue otro cantar y eso que el de Torrestrella siempre se metió por dentro en el recibo de capa y después casi quedó inédito en los primeros tercios de la lidia. Solo lo vio el torero limeño que, tras brindar al público, le dio distancia y aprovechó la pronta y entregada embestida del animal en vibrantes series por el pitón derecho, dándole sus tiempos al toro de manera muy inteligente. También al natural hubo muletazos extraordinarios como lo fueron los doblones finales antes de que dos pinchazos previos a la estocada final desinflaran el globo.

El extremeño José Garrido cuajó de capa al toro que abrió plaza, primero a la verónica, ganando terreno hacia afuera, y después con un quite por delantales rematado con templadísima media. Brindó al público antes de empezar la faena con el 'cartucho de pescao' y una vibrante serie de derechazos, pero hasta ahí porque el animal perdió algo de fuelle y además hubo dos pinchazos previos a la estocada definitiva. El cuarto fue tan bruto como sus hechuras y casi siempre embistió a la cadera del torero, que tiró de oficio para justificarse.

Por su parte, el escaso bagaje del sevillano Alfonso Cadaval tampoco contó con el lote más propicio para el triunfo. A su primero lo lanceó bien de capa, pero el animal quedó ya paradito en banderillas y fue muy deslucido en la muleta después de que el diestro brindara la faena a Curro Romero y al ganadero Álvaro Domecq al alimón y antes de alargarse con el descabello. El sexto, con el que también se templó en el saludo capotero y brindó al público, sí le dio alguna opción en las primeras series de muletazos, en las que se arrancó de largo, pero después todo se diluyó entre caídas y parones.

 
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