Petición de rabo para Roca Rey tras un histórico faenón al sexto de la tarde
Antes, el peruano había estado muy firme ante el exigente tercero. Manzanares, correcto ante dos toros potables sin más y Castella, inédito con un lote imposible
:quality(70)/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisaradio/Y4YGHGOWXNI3TNWUB35OWOLO3E.jpg)
Roca Rey salió a hombros por la Puerta de Cuadrillas de la Real Maestranza / @maestranzapages
Sevilla
De no ser por el palco presidencial que, a mi modo de ver con buen criterio, hizo oídos sordos a la petición de rabo, tendría que haber comenzado esta crónica buscando en la hemeroteca cuándo fue la última vez que aconteció lo del máximo trofeo en La Maestranza con un torero de a pie como protagonista; por cierto, fue Francisco Ruiz Miguel el 25 de abril de 1971 al toro 'Gallero' de Miura. Este viernes, en la cuarta de Feria, lo ha rozado el peruano Andrés Roca Rey tras un histórico faenón al sexto toro de la tarde, de nombre 'Encendido', bravo ejemplar de Núñez del Cuvillo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros del Real Maestranza. Viernes, 3 de mayo de 2019. Quinto festejo de abono, cuarto de Feria. Se lidiaron: Toros de Núñez del Cuvillo -tercero y quinto, sobreros de la misma ganadería-, bien presentados -más grandón el tercero bis-, serios y justos de fuerza y de raza, a excepción del sexto, de nombre 'Encendido', que fue un gran toro en la muleta. Sebastián Castella, de tabaco y oro: silencio en ambos. José María Manzanares, de amapola y oro: ovación tras dos avisos y ovación. Roca Rey, de grana y oro: ovación y dos orejas con petición de rabo y bronca al palco por no concederlo. Cuadrillas: Jesús González 'Suso' saludó tras banderillear al quinto. Incidencias: La plaza registró un lleno de "no hay localidades" en tarde calurosa con rachas de viento que molestaron a los toreros. La infanta Elena ocupó una localidad en el palco de los maestrantes.
Es cierto que de capa el toro quedó inédito, se le midió el castigo en varas y hasta el quite por gaoneras no empezó a calentarse el cotarro. El animal sacó su extraordinaria clase en la lidia de Juan José Domínguez y la mantuvo a más en la muleta con un vibrante comienzo de rodillas y templadas series por ambos pitones hasta convertir los tendidos maestrantes en un auténtico manicomio. La espada cayó un punto desprendida y quizás eso impidió que el limeño paseara el rabo de su oponente. Antes, ante el primer sobrero, vimos al Roca Rey pleno de valor y firmeza para sacar partido de un toro exigente por su pizca de genio. Un sartenazo previo a la estocada definitiva impidió al peruano abrir la Puerta del Príncipe, yéndose a hombros, eso sí, por el patio de cuadrillas.
Manzanares tuvo dos toros muy similares, toros medios que, justitos de raza y de fuerza, fueron potables en la muleta. Pulcras faenas del alicantino, la primera brindada a la infanta Elena, muy bien rematadas con la espada, aunque la tardanza en caer de sus dos oponentes dejó el balance en sendas ovaciones.
Por su parte, el francés Sebastián Castella quedó del todo inédito ante un lote también del todo imposible por su falta de fuerzas.
