Solitaria vuelta al ruedo para Diego Urdiales en tarde de decepción ganadera
Solo el sexto toro de Juan Pedro Domecq tuvo algo más de chispa, pero Manzanares lo pinchó. Morante, ovacionado de nuevo por su toreo de capa
Sevilla
La solitaria vuelta al ruedo que el riojano Diego Urdiales ha dado en el segundo toro de la tarde ha sido el pobre balance del séptimo festejo de la Feria de Sevilla, celebrado este Lunes de Farolillos en la Real Maestranza y marcado por el escaso juego de los astados de Juan Pedro Domecq. Solo el que cerró plaza tuvo algo más de chispa en su embestida, pero Manzanares malogró con el acero una entonada faena. Por su parte, Morante, como ya ocurriera el pasado jueves, fue de nuevo por su toreo de capa.
- FICHA DEL FESTEJO
Precisamente, ese buen de toreo de capote del de La Puebla del Río llegaría en el primero de la tarde. Suelto de salida, Morante lo cuajó a la verónica en los medios y hasta ahí, porque el animal ya fue remiso a embestir y el sevillano solo pudo correrle la mano en algún muletazo suelto antes de despacharlo de pinchazo y estocada baja. Antes de que saliera el segundo de su lote, Morante pidió que le regaran el ruedo en la parte del burladero de matadores y craso error porque, sin tiempo a que se secara, el albero quedó cual pista de patinaje para el toro. De hecho, el cuarto titular resbaló más de la cuenta y fue devuelto a corrales, saliendo en su lugar un sobrero más grandón. Morante lo fijó de capa genuflexo y ya con la muleta se fue a plantear el trasteo en la parte seca del ruedo. Allí bajo el tendido 11, el cigarrero siempre estuvo muy dispuesto a aprovechar la movilidad sin entrega del animal, con mejores principios que finales de muletazo. Tuvieron sabor los ayudados por alto finales y también pidió Morante que le tocaran la música, pero por ahí no pasó el director de Tejera. Precisó de un descabello para acabar su actuación.
Diego Urdiales dio la única vuelta al ruedo de la tarde en su primero, al que toreó de capa con empaque y ganando terreno hacia los medios, quitando después por templadas verónicas. Noble aunque muy sosito, el toro tuvo algunas embestidas al paso que el riojano acarició con muletazos muy templados casi al ralentí. La espada cayó baja y precisó de un descabello que le privó de la oreja. El quinto ya se quedó cortito en el capote, aunque pareció venirse arriba en banderillas. De hecho, Urdiales lo brindó al público, pero la cosa no pasó de algún muletazo suelto ante otro toro con mejor principio que fin.
Concluía su particular Feria el alicantino José María Manzanares, que se las vio con un primer oponente que de salida no humilló absolutamente nada. Ya con la muleta, hubo un par de series esperanzadoras, pero el animal pareció dañarse en las manos y terminó muy acobardado. El sexto fue bravucón en el caballo y tuvo algo más de chispa y prontitud en el último tercio, lo que aprovechó Manzanares para dejar varias series de calidad por ambos pitones. No obstante y raro en él, no fue su tarde con la espada; al primero lo pinchó tres veces y a este último otra vez más antes de la estocada definitiva.