Los gallos cantan, las nubes se levantan

Asturias

Qué bonita es la vida rural, y más si se trata de un pueblo asturiano...

Respirar el aire puro, contemplar el maravilloso verde de nuestros prados, escuchar el murmullo de los riachuelos, disfrutar de unos culinos de sidra al ponerse el sol, oír cantar al gallo…

Uy, el gallo… El gallo igual mejor ni mentarlo, que, desde hace unos días, en Soto de Cangas andan a vueltas con los cacareos de los inquilinos de un gallinero. Hasta el propio Ayuntamiento de Cangas de Onís ha ordenado que cesen los ruidos, porque se pasan de decibelios y molestan a los turistas que van a pasar sus días de descanso.

Pues no sé cómo lo van a solucionar. Igual convencen a los gallos para que también trasnochen y no canten tan temprano; o igual les ponen a dormir con buenas dosis de psicofármacos, que así se va creando otro rentable nicho de mercado; o igual les cierran el pico y asunto arreglado.

En Japón, que para esto de la tecnología son muy avanzados, ya lo tienen solucionado: han creado una raza de gallos que dicen que cantan de forma más armoniosa y musical. Se llaman Tomaru. Aunque, a lo mejor, luego hay problemas con el tipo de música que les da por cantar.

Porque quizá el problema es que nos hemos vuelto bastante quisquillosos, ¿no?

Si queremos pasar las vacaciones en un pueblo, tenemos que saber que en los pueblos los paisajes no vienen con filtro de Instagram; en los pueblos, a veces huele a flores y, a veces huele a abono natural; en los pueblos se escuchan los ruidos de los animales que toda la vida se han criado en los pueblos.

Y esperemos que no se enteren algunos del ruido que estos gallos han armado, que vienen a buscarlos y los ponen en la televisión a debatir por ellos.