Miguel Ángel Perera cuaja a un gran toro de Santiago Domecq

Sevilla

Miguel Ángel Perera y 'Aperador', segundo toro de la tarde en el encierro de Santiago Domecq, marcaron la cumbre artística del décimo festejo de Feria celebrado este Jueves de Farolillos en la Real Maestranza. Gran torero y gran toro, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, mientras que una oreja fue al esportón del extremeño al caer la espada un pelín baja. Se fueron de vacío El Cid, en su última Feria en este año de despedida, y el murciano Paco Ureña.

Y eso que 'Aperador' no se centró de salida en el capote de Perera, que lanceó hacia las afueras para gustarse, eso sí, en las dos medias verónicas de remate. El toro cumplió en varas, donde se le midió el castigo, y sí fueron más vibrantes el quite por chicuelinas de su matador y el ceñido por gaoneras de Ureña. Tras el brindis al público, el comienzo de faena de Perera fue de traca: de rodillas en los medios, el toro amagando y, finalmente, vaciando su embestida con pases cambiados por la espalda. A partir de ahí y con el toro a más, se sucedieron las intensas y templadas series por ambos pitones. La espada se fue un poquito baja, haciendo que el palco no atendiera a la petición del segundo trofeo después de premiar al astado con el paseo al redondel en el arrastre. El quinto empujó en el caballo y pareció alegrarse en el quite por saltilleras con remate de revolera y en la lidia de Curro Javier en banderillas. Brindó Perera esta faena al Niño de la Capea, su suegro, y comenzó muy firme por alto antes de que el toro comenzara a apretar por el pitón derecho y por el otro se los tragara de uno en uno hasta que acabó rajándose.

En esta temporada de su adiós a los ruedos se despedía de la Feria Manuel Jesús 'El Cid', que recibió la cariñosa ovación del público antes de que saliera su primer oponente. Ya con el toro en la plaza se templó el de Salteras en los lances de recibo y siguió templadísimo con la muleta para sacar el buen fondo de un animal sosito y que no humilló casi nunca al que despachó de pinchazo y estocada traserilla y tendida. El cuarto pareció venirse arriba en banderillas, pero fue más bien una reacción de genio que afloró a las primeras de cambio en la muleta tras el brindis del Cid al respetable. Desarmó en el primer intento al natural y tuvo carbón y escasa clase en su embestida, impidiendo el lucimiento del torero sevillano.

Tampoco tuvo suerte con su lote el murciano de Lorca Paco Ureña. Su primer toro fue algo mirón con voltereta incluida por el pitón izquierdo, por fortuna sin consecuencias, antes de echar el freno. La faena del sexto se la brindó al Cid y hubo firmeza en los estatuarios iniciales y en el remate por baja. Después, las series en redondo tendrían escaso calado por lo desclasado y soso del animal.