'Turismo, civismo y otros equívocos'
Ya aprieta la caló y ya constatamos en este bendito rincón que se aproxima el verano
La firma de Shus Terán, 'Turismo, civismo y otros equívocos'
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Tarifa
Con la venia Juanma,
Ya aprieta la caló y ya constatamos en este bendito rincón que se aproxima el verano. Ya saben un pueblo repleto de turistas llegados de cualquier punto del mundo dispuesto a disfrutar de nuestras playas, nuestro sol, nuestro levante y nuestro poniente, nuestra variopinta gastronomía, nuestro patrimonio monumental y natural.
Ya se acerca el verano y saben ¿por qué lo sé? No, no han ascendido las temperaturas, que también, sino porque ya intentar salir o entrar a la localidad desde la pasada Semana Santa y coincidiendo con un fin de semana es realmente desesperante. Una cola para jugarte la vida en un cruce sin que a la DGT le de por poner a cuatro guardias de Tráfico en cada acceso a la localidad.
Se acerca el verano y ya los guiris, ya sean de Nueva Zelanda, Noruega, ingleses, hordas de italiano, o simplemente guiris llegados de los Madriles o yo qué sé de Jimena toman la ciudad. Y saben qué, que parece que les da igual todo. ¿Qué tengo que ir a un supermercado que tiene un amplio garaje subterráneo? me importa un bledo aquí que aparco yo en el encerado que han destrozado miles de inconscientes e incivilizados guiris o turistas, porque simplemente no son de aquí y no reparan en que esas aceras, esas calles son reparadas o acondicionadas con el impuesto de todos los ciudadanos. O me monto mi afterhours debajo del balcón del vecino panadero que tras una noche sudando en el horno, llega a casa a echar una cabezadita. ¡Y qué lechugas! si es que no hace falta que sean guiris. Es que cualquier aldeano se comporta igual. Y aparco mi coche ocupando dos plazas en lugar de una, así contribuyo a la jodienda popular.
Soy turista o simplemente incívico y arrojo al adoquín el primer desecho que no necesitemos guardar en nuestros bolsillos. Ahora eso sí, no te montes con los pies llenos de arenas en mi coche.
Me sorprende la inconsciencia de la ciudadanía y su desinterés por velar por el bien del mobiliario, del entorno público, de los espacios naturales que son nuestra posesión en común más valiosa. En lugar de cuidarla y respetarla, la mancillamos, la destrozamos. Eso sí, después no paramos de colgar en las redes sociales que hay que ver los políticos cómo tienen de abandonado el pueblo olvidando que los políticos no son más que el propio reflejo del pueblo.
Alardeamos de un municipio turístico y de nuestras excelentes playas mientras arrojamos la colilla del cigarro a la arena o al mar, el papel de aluminio del bocadillo de tortilla de patatas que nos hacemos en casa o de la baguette más turística que nos vende en un 'takeaway'.
Ya es verano en Tarifa. Y sabemos que lo es porque el incivismo crece exponencialmente al aumento de la temperatura.