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Real Oviedo

Con pie y medio fuera del play-off

El Real Oviedo perdió 3-0 contra el Málaga en La Rosaleda y se queda a cinco puntos de la fase de ascenso a falta de cuatro jornadas para el final.

Jugadores del Oviedo y el Málaga protestan una decisión del colegiado. / La Liga

Oviedo

Continúan todos los males del Oviedo. Cada vez que se le pide al equipo dar un paso adelante para poder ser un claro aspirante al play-off, siempre acaba dando su peor versión. Y en La Rosaleda los azules estuvieron apenas quince minutos sobre el terreno de juego, tiempo en el que plantaron cara a un rival que, si además de tener un potencial tremendo, encima le regalas, te va a matar a las primeras de cambio. Como así fue.

Sergio Egea, que mantuvo la misma alineación que vimos ante Almería y Granada, quiso ofrecer de primeras la misma imagen de sus anteriores partidos, pero solo un cuarto de hora duró el espejismo. Justo hasta que Ibra, defendiendo en una zona que nunca tiene que hacerlo un delantero (dentro del área), cometió un penalti tan claro como inocente sobre Ontiveros que aprovechó Adrián González para adelantar al Málaga engañando a Champagne.

Ni una expulsión pudo variar el rumbo del encuentro en favor de los carbayones. A la media hora Keidi Baré vio la tarjeta roja directa por un plantillazo casi a la altura del cuello sobre Ibra que dejó a los andaluces con un futbolista menos. Parecía que era la opción para que el conjunto de Sergio Egea se metiese de nuevo en el partido, pero eso nunca sucedió. Los locales siempre estaban un punto por encima en todo: técnica, físico, trabajo, inteligencia, concentración…Y cuando pasa eso, tienes todas las papeletas de acabar perdiendo. Una de las cosas que más duele es que el propio vestuario reconozca públicamente que si no están más arriba es por falta de calidad. Y de esto, ¿quién tiene la culpa?

El cuadro de Víctor Sánchez del Amo no sufrió nada durante los 90 minutos. El Oviedo no supo o no pudo apretarle las tuercas a pesar de la superioridad numérica sobre el césped y, cuando se acercaba al área rival, se le agotaban todas las ideas. Berjón, Joselu, Ibra, Bárcenas y Tejera, los canalizadores del juego ofensivo, estuvieron muy lejos de su mejor nivel y no fueron capaces de dar un pase decisivo o un remate certero para poner en serios apuros a Munir que vivió una noche bastante plácida.

Por si fuera poco el panorama que se le venía encima al Oviedo, Ontiveros, que previamente vio como Diegui le había salvado una ocasión en la línea de gol, encarrilaría el choque al borde del descanso con un derechazo desde 25 metros que se acabó colando por toda la escuadra. Un auténtico golazo que hizo inútil la estirada de Champagne. Quedaba mucho tiempo por delante, pero ese tanto fue un varapalo para unos jugadores que no ofrecieron reacción alguna durante la segunda mitad.

Sergio Egea buscó soluciones. Dio entrada a Toché, Omar Ramos y Mossa por Ibra, Bárcenas y Berjón respectivamente, pero la tónica fue en todo momento la misma. Una posesión sin efectividad para los ovetenses, que cada poco tiempo derivaba en una contra peligrosa de los malagueños. A una de ellas respondió Champagne con un paradón, pero a falta de diez minutos para el final Cifu se plantó solo ante el portero argentino y le superó con una vaselina para poner el 3-0 definitivo.

114 días llevaba el Málaga sin ganar en su estadio. Pues hasta que llegó el Oviedo, que es capaz de curar a cualquier enfermo con un tratamiento de lo más básico. ¿Y ahora qué? Con los azules octavos y a cinco puntos del play-off cuando restan cuatro partidos, ¿qué ilusión se le puede vender al oviedista? ¿Quién va a creer que este equipo va a ser capaz de ganarlo todo para tener una mínima opción? En los últimos años, siempre que ha tenido una oportunidad de dar un golpe encima de la mesa, la madera del mueble se convierte en un acero impenetrable. Mazazo para el aficionado carbayón, que ya espera por un tramo final de liga agónico y prácticamente sin nada en juego. Otro año más que, salvo milagro, parece que el Oviedo se va a quedar a las puertas de los grandes. La sensación es de que una nueva temporada se irá al limbo después de haber remado durante nueve meses.

El próximo partido será el domingo (16:00 horas) contra el Numancia en el Carlos Tariere, un rival que está luchando por permanecer en la categoría y tiene tres puntos más que los puestos de descenso.

 
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