Crónica de una muerte anunciada (1-0)

Córdoba

Ya se sabía cuál era el final de este equipo. Estaba asumido desde hace bastante tiempo pero no por ello el dolor es menos intenso. Después de 12 años, el equipo regresa a Segunda División B de forma absolutamente merecida, tras una temporada lamentable en la que han ocurrido muchas cosas y casi todas malas, en lo deportivo y en lo económico. A este Córdoba le viene al pelo aquel refrán que dice "lo que mal empieza, mal acaba".

Se acabó este mal sueño y desde ya, la entidad tiene que trabajar con un único objetivo: Regresar al fútbol profesional. Un club como el Córdoba, a pesar de la pésima gestión de los últimos años (la de esta temporada ha sido un desastre), no puede estar en Segunda B. Por afición, por masa social, por estadio, por ciudad, por seguimiento... Este equipo debería estar como mínimo en Segunda. Como mínimo. Pero para eso hay qua hacer las cosas bien y aquí se han hecho mal desde hace mucho tiempo.

Tras una mala planificación, las decisiones que se han ido tomando sobre la marcha a lo largo del año no han hecho sino empeorar lo que ya estaba mal. Se ha huido hacia adelante una y mil veces, para tapar carencias con voluntad, pero con decisiones equivocadas hasta llegar a romper un proyecto que ha tenido a su afición ilusionada incluso cuando ya se veía venir el fiasco.

Los problemas institucionales y económicos han lastrado la parcela deportiva, en la que esta plantilla ha demostrado falta de actitud en muchas ocasiones, una falta de calidad en otras y escasa profesionalidad más de una vez (y más de dos).

Ahora toca pensar en arreglar el club, pagar deudas y construiri un proyecto sólido en Segunda B para ascender lo antes posible, esté quién esté al frente de la entidad.  No hay otra.

Lo del partido en sí es lo de menos. Se perdió en Las Palmas en un partido en el que al menos, el equipo no dio la pésima imagen que venía dando semanas atrás.

Adiós al fútbol profesional en el mismo campo donde se llegó a Primera hace 5 años. Cruel fútbol.