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Murcia es, después de Melilla, donde las víctimas antes denuncian los casos de violencia de género

En la comunidad autónoma de la Región de Murcia las víctimas tardan, de media, cuatro años y cinco meses en denunciar a sus agresores

Foto: 016

Murcia

Las víctimas de violencia de género tardan una media de 8 años y 8 meses en denunciar a su agresor o en pedir ayuda desde que comienzan a sufrir malos tratos y aunque los motivos de este retraso son muchos, el principal es el miedo al agresor.

Según el "Estudio sobre el tiempo que tardan las mujeres víctimas de violencia de género en verbalizar su situación" de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, la violencia que más tarda en denunciarse es la física: las mujeres necesitan una media de 14 años en pedir ayuda, mientras que en la psicológica esa cifra es de 7 años y 9 meses.

La media nacional a la hora de denunciar o pedir ayuda es de 8 años y 8 meses, una cifra que varía de forma significativa entre distintas comunidades autónomas.

Melilla (2 años y 6 meses), Murcia (4 años y 5 meses), Asturias (6 años y 3 meses) y Andalucía (7 años, 4 meses) son las comunidades con los tiempos más bajos.

Por contra, donde las víctimas tardan más en denunciar o pedir ayuda es La Rioja (12 años y 7 meses), Aragón (12 años y 6 meses), Canarias (11 años y 9 meses), País Vasco (11 años y 7 meses), Extremadura (11 años y 3 meses) y Madrid (10 años y 1 mes).

La Delegación del Gobierno ha hecho un estudio sobre los motivos que ralentizan la decisión de las víctimas de violencia de género de denunciar este maltrato o bien en solicitar apoyo a un servicio especializado, a partir de 1.220 encuestas.

La mitad de las encuestadas alegó que el miedo al agresor era el principal motivo por el que tardaron, mientras que un 45 % pensaba que podía resolverlo sola, un 36 % no se reconocía como víctima, un 36 % se sentía culpable y responsable y al 29 % le daba pena el agresor.

La falta de recursos económicos (28 %), la vergüenza a contar lo sucedido (28 %), pensar que no podría salir adelante con sus cargas familiares (23 %), desconocer adónde dirigirse y cómo pedir ayuda (21 %), miedo y desconocimiento al proceso judicial (19 %), falta de apoyo familiar y social (18 %), miedo a la reacción de la familia (16 %), pensar que nadie podría ayudarla (15 %) o que no la iban a creer (13 %) y miedo a la reacción de los hijos (11 %) fueron otros motivos expuestos.

Las dos razones fundamentales que las llevaron a denunciar o a pedir ayuda fueron el mal estado psicológico en el que se encontraban (54 %) y las características concretas de la última agresión sufrida (41 %).

Casi una de cada tres mujeres lo hizo porque sus hijos empezaban a ser conscientes del maltrato, el 27 % porque contó con el apoyo de una persona de su entorno, el 21 % por la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el 9 % por la intervención de los recursos sanitarios, el 6 % porque sus hijos eran mayores y más autónomos, el 6 % por campañas en los medios de comunicación y un 1 % porque la situación económica de la unidad familiar mejoró.

El 89 % de las encuestadas padeció violencia psicológica, el 68 %, física, el 42 %, económica y el 23 %, sexual.

Casi la mitad, el 45 %, empezó a sufrir la violencia siendo soltera, el 37 % estaba casada, el 10 % era pareja de hecho del agresor, el 1 % se había separado, el 5 % divorciado y otro 1 % estaba en trámite de separación.

Según el estudio, el 98 % mantenía la situación de pareja tanto cuando comenzó a sufrir la violencia como cuando denunció.

El 74 % convivía con el agresor cuando empezó a padecer el maltrato, el 43 % vivía entonces con sus hijos, el 21 % sufrió violencia en la infancia y un 27 % fue testigo de ella. Además, una de cada cinco víctimas ha sido maltratada por más de una pareja.

Los datos reflejan que las mujeres denuncian antes cuanto más jóvenes son -las menores de 35 años son las que reaccionan antes mientras que las mayores de 65 son las que más tardan-, y también cuanto menores son los hijos, antes dan el paso.

Además, las casadas esperan más antes de tomar la decisión de denunciar y el hecho de tener una hipoteca también amplía este tiempo. Las mujeres con estudios universitarios también tardan menos de la media en hacerlo (7 años y 1 mes).

 
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