La Democracia en persona
El Blog de campaña de Víctor García en la caravana electoral socialista
Villafranca de los Caballeros
“¿Dónde está la señora Democracia?”, andaba yo preguntando al terminar el acto. La encontré gracias a su sobrina: “Soy la Democracia en persona”, me suelta La Demo, nada más empezar.
La Democracia nació en Villafranca hace 85 años: “Lo que pasa es que me tacharon el nombre en el ayuntamiento”, explica sobre su propio nombre del que se enorgullece “hasta más allá de la vida”.
Una vida que para ella empezó en el 34. El nombre lo eligió su madre que quizá no sospechaba los problemas que le iba a acarrear apenas dos años antes de desatarse la Guerra Civil.
“No fui nunca a un colegio, no me dejaron. Y mi madre me enseñó a leer y escribir”. Después pasó algunos años en Madrid, atendiendo a los presos políticos de la cárcel de Carabanchel y “haciendo honor a su nombre”.
Durante el Franquismo, Democracia fue Demetria. Así fue bautizada para ver si con el agua bendita la aceptaban en el colegio: “Pero siempre fui Demo, mi madre solo me llamaba Demetria cuando se enfadaba”, recuerda con nostalgia.
La democracia volvió a Villafranca y a toda España para devolverle a Democracia su nombre original. El que su madre quiso para ella y que nadie más tiene, que sepamos. Se lo devolvió, para ser exactos, “un escribiente” del registro, que tramitó una petición tan justa “enseguida”.
A Democracia le encanta la democracia: “Yo que he vivido la dictadura, pues la democracia me encanta, me llena, soy feliz”, me cuenta tras el mitin y mientras saca el DNI de la cartera llena de fotos, como la de su difunto marido.
Democracia es luchadora y optimista: “¿Qué cómo están las cosas? Creo que bien, no hay que ser pesimista” resume con naturalidad.
Yo ya no quería preguntarle más cosas, solo darle un abrazo a la Demo. Y me dijo algo que acababa de percibir en ese entrañable y democrático achuchón: “Dicen que mis abrazos tienen algo”. A fe que así es. No abraza uno todos los días a la Democracia.