'En una vida caben muchas vidas'
A veces pienso que dentro de una vida caben muchas vidas. Y que el tiempo que llena cada una, unas veces es rígido y otras elástico.
La Firma de Emy Luna, 'En una vida caben muchas vidas'
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Algeciras
A veces pienso que dentro de una vida caben muchas vidas. Y que el tiempo que llena cada una, unas veces es rígido y otras elástico.
El mundo nos recibe con unas normas ya establecidas. Construimos una vida propia con nuestras reglas para compartirlas con nuestros hijos. Más tarde, la historia se repetirá y ellos fabricarán un mundo distinto en el que crearán un espacio para los suyos. Una vida que no nos es ajena, pero que no es la nuestra.
Con los años descubrimos que los caminos no eran tan rígidos como parecían. El tiempo aminora su marcha y podemos volver a pensar en nosotros sin nostalgias, sino con intensidad e ilusión. Y abrimos, con una media sonrisa, esa papeleta de tiempo extra que, a los afortunados, la vida nos regala. Y nos hacemos conscientes de que, aparte de esa vida que hemos vivido, hay otras vidas. Es como si la existencia fuera un calcetín y al llegar a la puntera, se diera la vuelta de repente y te mostrara su cara oculta con un itinerario nuevo. Ahora el tiempo es para ti y para las cosas que te gustan: Empiezas a aprender inglés, baile, historia, Arte... Recuperas viejas amistades y haces viajes que siempre habías deseado. Puedes desprenderte del reloj y de su tiranía y las horas transcurren paseando junto al mar o charlando en una terraza. Tus ojos, libres de las ataduras de los prejuicios, son capaces de mirar a los demás con otra perspectiva y descubres que lo que eres lo eres en relación con ellos. Una punzada de ternura te inunda por dentro y comprendes que tu lugar en el mundo sólo se explica gracias a los que te rodean. Todos hemos sido compañeros de viaje y sin embargo no lo percibíamos. La vida se llena de sorpresas.
Y toda esta reflexión es, ni más ni menos, para dar las gracias a mis compañeros del colectivo Mujeres Invisibles y al Teatro del Estrecho, por darle la vuelta al calcetín de la vida y devolverme durante estos meses a mis años de colegio y profesores, de juegos en el recreo y de ensayos en el patio. Y, sobre todo, por renovar mi incorruptible fe en la amistad. Les mando también un abrazo eterno, con mi admiración, a la asociación Por una sonrisa, por regalarnos la oportunidad de practicar la bondad mientras hacemos nuevos amigos con quienes ayudar a otras vidas, las vidas de unos niños enfermos que gracias a todos y al público que asistió el sábado al estreno de Mujeres Invisibles en el Florida, harán posible el sueño de unas vacaciones junto al mar. Nuestro mar.