La victoria de Adrián Barbón

Asturias
Adrián Barbón podrá liderar un proyecto político en Asturias, sin ataduras y sin peajes tras su aplastante victoria en las elecciones del pasado domingo. Los comicios dejan un mapa electoral despejado que permitirá al nuevo presidente hacer política, que es lo que realmente necesita con urgencia Asturias. Porque al incontestable triunfo del exalcalde de Pola de Laviana hay que contraponer que sus rivales, tanto a la izquierda como a la derecha, obtuvieron los peores resultados de su historia. Por tanto, hay tres aspectos que hay que destacar. Por un lado, la recuperación del PSOE, que rescata a parte del electorado que se perdió en la última década y regresa a los niveles obtenidos hace doce años; por otra parte, que el PP vuelve a su suelo de diez diputados y tiene ante sí una dura travesía por el desierto que le obligará a renovar su mensaje y su dirección para transmitir un mensaje serio; y finalmente que el ciclo de partidos como Foro y Podemos, que en su día surgieron como alternativas transversales a las formaciones tradicionales y que cumplieron una misión sin duda muy importante parecen encontrarse en su declive definitivo, quedando la incógnita del papel que podrá jugar Ciudadanos en un futuro. De momento, el experimento Juan Vázquez no tuvo el efecto deseado por sus líderes y quizás el papel que juegue en las alianzas postelectorales marcará su devenir. Adrián Barbón duplica en diputados a la segunda fuerza. Por tanto no podrá tener excusas para poder gobernar. Tiene ante sí enormes retos, desde el futuro de la energía que decidirá el porvenir de las multinacionales, pasando por la financiación autonómica, el despoblamiento y la culminación de las grandes infraestructuras. Tendrá que pelearse con un Gobierno de su mismo partido, lo que no le resultará fácil y allanará la crítica de sus oponentes, pero si se mantiene fiel a sus principios, a su cercanía con la gente, a su apego al territorio que no dejó de pisar y es claro en sus mensajes, anteponiendo las enormes necesidades de Asturias a las estrategias nacionales de su partido creo que puede iniciar un proyecto transformador para una región que lleva demasiados años sumisa, dormida y a la que se le acaba el tiempo. Suerte presidente. La suya, será la de todos nosotros.




