Nadal no es mallorquín

"La línea roja" de Matías Vallés (11/06/19)
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Palma
He recibido críticas muy duras por mi comentario de ayer, del estilo de “¿a quién se le ocurre hablar de Biel Company, el día en que Rafael Nadal acaba de ganar su Roland Garros número doce?”
He intentado disculparme esgrimiendo la obligada simpatía con los perdedores natos, pero no ha funcionado.
Así que no nos queda otro remedio que hablar un poco de Nadal.
Es fácil consensuar que este tenista juega los partidos a vida o muerte.
Siempre queda bien citar al ‘New York Times’, cuando propuso a los mejores técnicos y expertos tenísticos en manos de qué jugador se pondrían para un partido decisivo.
Todos se decantaron por Nadal.
En las semifinales y final de Roland Garros, dos centroeuropeos de sangre fría como Federer y Thiem parecían latinos apasionados al describir la fiereza de Nadal al pisotearlos y aniquilarlos.
La conclusión de tanto elogio no va a gustarles.
Entrega desmedida, todo corazón, energía desatada. Son las virtudes de Nadal, pero no de estas islas.
La única conclusión posible es que Nadal no es mallorquín, la prueba es que en ningún partido ha dicho “tanmateix”.
Alguien nos debe una explicación.




