Sociedad
LA FIRMA

Que paren el mundo

Comentario Carlos Prieto

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02:01

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Asturias

Les confieso que nunca he visto un capítulo de ‘Juego de Tronos’, ni de ‘Aquí no hay quién viva’ ni siquiera de ‘Cuéntame’. Tal vez por ello me encuentre cada día más alejado de la realidad que me rodea. Porque la verdad, me siento como un pulpo en un garaje cuando todo el mundo comenta el final de una serie que desconozco, que no sé de lo que va, o habla de otras, de pronunciación extraña, y que alardean de ver de una panzada durante el mismo fin de semana. Pero no se crean que tan poco soy una marmota; tengo un reloj de esos que dicen inteligentes que está conexionado con mi móvil y mi tablet y procuro estar al tanto de las novedades tecnológicas. Por ello, celebro que el sábado llegue a Asturias la tecnología 5G, que por aquello de ir por el espacio sideral tiene más fácil la llegada que los barcos, trenes y aviones. Dicen que significará una revolución, por sus ventajas en campos como la ingeniería y la medicina, pero lo que vuelve a asustarme es que las conversaciones que escucho en mi entorno hacen referencia a que traerá mejores coberturas, evitará saturaciones y las baterías durarán más. Es decir, que nuestros descendientes, allegados y colegas podrán conectarse ya ‘full time’ para compartir su vida con gente a la que no conocen y que no saben qué uso pueden hacer de su privacidad. Y es que estamos creando una sociedad en entorno al móvil, a las redes sociales, al culto del cuerpo, al individualismo que pueden convertirse en un asunto muy peligroso si no lo es ya. Este mundo en el que todo se cuelga en la red, todo se difunde con frivolidad, las denuncias por violaciones de privacidad se multiplican, la gente no habla, va por la calle con auriculares y la opinión de cualquier individuo puede llegar a influir tanto en un joven como la de sus progenitores. El dato de que niños de ocho años ya acceden a contenidos pornográficos y que su consumo se generaliza a los catorce revela que estamos ya ante un problema muy grave y que no podemos seguir mirando para el otro lado. Los valores que nos enseñaron, que aprendimos, que defendimos han quedado relegados, tal vez porque lo que está de moda es trasgredir, provocar o ser, como dicen ahora, influencer. Decía Karl Marx en 1844 que la religión era el opio del pueblo. Yo creo que hoy en día las nuevas tecnologías y la dichosa conectividad pueden convertirse en el auténtico exterminador.

 
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