Sobre qué hacer con Ciudadanos

Cadena SER

Santa Cruz de Tenerife
Que Ciudadanos haya votado por el PSOE en Santa Cruz no es un problema. Probablemente si Ciudadanos hubiera decidido votar por gobiernos moderados, en vez de entregarse a Vox en Andalucía y Madrid, tendríamos hoy en este país la mitad de la crispación e histeria colectiva que tenemos.
Porque aquí el problema es que dos concejales de Ciudadanos han desobedecido las instrucciones de su partido, haciendo alcaldesa a Patricia Hernández, y los partidarios de la nueva alcaldesa presentan ese comportamiento (más filibustero que gamberro) como una heroicidad y una demostración de coherencia. Comprendería incluso que no criticaran la decisión de los dos expedientados, porque no es el PSOE quien debe dar cuentas a los votantes de Ciudadanos, pero… ¿Hacer pasar por héroes a dos traidores? ¿Héroes de qué?
Propongo un ejercicio (un ejercicio absolutamente improbable, aclaro) para ayudar a los exaltados a meditar: imaginen los mismos que apoyan la heroica decisión de Zambudio y Lazcano que en los próximos días, no se logra cerrar un acuerdo político para formar el Gobierno de Canarias, el asunto llega a votación parlamentaria, y en el último minuto, los dos diputados de Ciudadanos que han recibido la instrucción de su partido de no apoyar a Fernando Clavijo porque está imputado –una decisión discutible, pero que es la de su partido- deciden pasarse esa instrucción por el refajo y le votan y le convierten en presidente. ¿Sería razonable que los partidarios de Clavijo defendieran esa decisión como un acto de heroísmo?
¿Qué pensarían los partidarios de la nueva alcaldesa de quienes aplaudieran que Vidina Espino y Ricardo de la Puente apoyaran a Clavijo? Yo pensaría lo mismo que pienso ahora de los concejales Zambudio y Lazcano. Que cuando uno no está de acuerdo con las decisiones de su partido debe irse. Incluso podría entender que –por esos motivos ideológicos o de coherencia moral que a veces se reivindica, hubieran votado e inmediatamente después hubieran dimitido y a casa. Pero quedarse a disfrutar de las ventajas de su hazaña… ¿Dónde está la heroicidad?




