Sobre la investidura de Sánchez
El Enfoque 19 Junio
01:55
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Santa Cruz de Tenerife
Al contrario de lo que ocurre en las Comunidades Autónomas y en los ayuntamientos y cabildos, dónde la fecha elección de los gobiernos, presidentes y alcaldes está determinada por leyes, reglamentos y calendarios, la fecha de investidura de Pedro Sánchez es competencia del propio Sánchez, Es el quien decide cuando se presenta al examen del Congreso, cuando propone su elección, y no parece que esa fecha se vaya a comunicar demasiado pronto, porque Sánchez de momento carece de los apoyos suficientes para ser investido Presidente del Gobierno. Es probable que prefiera mantenerse en su actual condición –presidente en funciones- antes que precipitarse a anunciar ya una fecha para acelerar las decisiones de los partidos más o menos aliados. De hecho, los socialistas especulan con la primera quincena de julio, aunque en el entorno de Sánchez –Ferraz y los ministros principales- se teme como a la peste al efecto que para la imagen del hasta ahora imbatido Sánchez tendría una investidura-gatillazo.
Por eso, se han cuidado mucho las formas en los encuentros públicos entre Sánchez, y su principal apoyo, Pablo Iglesias, celebrados con fotógrafos y declaraciones sonrientes. Nada que ver con la primera reunión secreta –este pasado lunes- entre los dos dirigentes, en la que la cosa acabó malamente, con Iglesias endemoniado por el ninguneo que suponía la oferta de dejar a Podemos fuera del Gobierno. Ahora ya no se trata de interpretar los límites de eso que han bautizado con ánimo de camuflaje como ‘Gobierno de cooperación’, sino de determinar el asunto clave, que es si habrá ministros de Podemos, como reclama Iglesias (y cuántos serán), o sólo figurantes en los cargos intermedios, como pretende Sánchez, convencido de que los cuarenta y pocos diputados que suman Podemos y sus franquicias no se merecen que el escabel para conquistar el cielo se coloqué en alguna azotea de los Nuevos Ministerios. Ese es el debate: seguimos –también en la Villa y Corte- entretenidos con el reparto de sillones. A ver si algún día alguien pone –para variar- un programa de acción política encima de la mesa.