Caleta de Sebo, la octava isla canaria reclama su sitio
Caminos de arena dorada recorren el pueblo pesquero en el que viven los gracioseros
Las Palmas
Solo hay una forma de llegar a Caleta de Sebo, lugar de residencia de los gracioseros, y es a través del ferry que parte desde el lanzaroteño puerto de Órzola. Las olas mecen el barco hasta que cruza el faro de Punta Fariones, fiel vigilante de El Río, del que parte el Archipiélago Chinijo: un conjunto de islas situadas al noreste de Canarias enmarcadas en un espacio natural protegido de 700 kilómetros cuadrados, que constituye la reserva marina más grande de la Unión Europea.
Un factor determinante de su riqueza natural es el entorno marino que lo circunda, que desde el punto de vista biológico, es uno de los más ricos y variados de Canarias. Hasta el momento se han catalogado 304 especies de macroalgas marinas, lo que representa un 53,15% de la florula total del Archipiélago y es la zona de las Islas con mayor índice de diversidad de especies de macroalgas.
Los recursos de estas aguas explican la abundancia de aves marinas, que encuentran en ellas la base de su alimentación. Esto ha motivado que el parque haya sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y es por definición un área de sensibilidad ecológica.
La recientemente reconocida por el Senado como octava isla de Canarias, tiene en su pueblo más habitado la salitre del mar marcada en sus caminos de arena dorada, sobre la que se erigen sus características casas blancas. Las gaviotas merodean alrededor de los barcos pesqueros, especialmente cuando las sardinas se secan al sol en redes posadas sobre el candente picón, o se limpia y prepara el pescado en la misma orilla.
La economía insular está basada en la pesca y el turismo. Aunque la presencia de vehículos se ha incrementado con el paso de los años, la bicicleta es el principal medio de transporte para descubrir las maravillas que esconde La Graciosa.
Orografía
Caleta de Sebo es una localidad de apenas 2 kilómetros de extensión que se encuentra enmarcada en el municipio de Teguise, en Lanzarote. No cuenta, por lo tanto, con Ayuntamiento propio - a pesar de que la isla se encuentra a unos 1,2 kilómetros del Risco de Famara - y tiene por lo tanto la condición de pedanía. La Graciosa, de 27,45 kilómetros cuadrados, es la isla menos poblada del Archipiélago y en 2017 contaba con un censo de unos 750 habitantes. A excepción de la explanada del Puerto, el resto de sus caminos son de arena y su punto más alto apenas se eleva a 260 metros del suelo.
Clima
El clima en La Graciosa es suave y agradable durante todo el año. En los meses de verano las temperaturas superan rara vez los 25 grados; mientras que durante los meses de invierno, el mercurio puede descender hasta los 16 grados por la noche. Salvo alguna lluvia ocasional, las temperaturas se mantienen constantemente agradables y cálidas. Incluso en invierno se puede disfrutar de espléndidos días de playa, nadando en las aguas del Atlántico.
Gastronomía
La cocina presente en La Graciosa comparte carta con Lanzarote y se nutre en gran medida de pescados procedentes del Atlántico. Desde los "clandestinos" chicharrones de morena, pasando por el queso asado con miel de palma, las tapas de pulpo y el bocinegro asado a la parrilla o una buena vieja a la espalda pescada esa misma mañana. Las papas arrugadas con mojo no pueden faltan en cualquier isla canaria que se precie.
El museo más pequeño y el sombrero de palmito
Entre los rincones de Caleta de Sebo no solo se encuentra un terrero de lucha canaria, sino también el autodenominado "museo más pequeño del mundo", cuyos 70 metros cuadrados albergan rincones dedicados a los cetáceos, la sal, el Archipiélago Chinijo, el aloe vera y la orchilla.
Muy carácteristico entre los gracioseros resulta también su sombrero tradicional, cuya materia prima es el palmito, el corazón de la palmera. El que visten las mujeres suele tener el ala más ancha y la copa más baja, aunque ambos llevan por fuera una cinta negra acabada en un lazo.