El Mallorca frustra al Deportivo y el deportivismo
El equipo balear pasó por encima del Dépor y consigue el ascenso
Por primera vez desde el ascenso de 1991, el Deportivo afrontará dos temporadas seguidas en Segunda División
Palma
La afición del Deportivo no ha podido celebrar el ascenso que esperaba tras la derrota del equipo gallego en Mallorca (3-0), un resultado con el que los baleares remontaron el 2-0 de la ida cosechado en Riazor. De esta forma, el Mallorca se ha convertido en el tercer equipo que asciende a Primera División tras Osasua y Granada.
Miles de aficionados esperaban festejarlo en la playa de Riazor al abrigo de las hogueras de San Juan, y a esa zona estaba previsto que se acercara el Deportivo, que finalmente no aterrizará en el aeropuerto de Alvedro, sino en el de Santiago de Compostela.
- de un vistazo
El lugar tradicional de celebración, la Fuente de Cuatro Caminos, vallada para la ocasión, se quedó sin poder celebrar el tercer ascenso del Deportivo a Primera División esta década.
Por primera vez desde el ascenso de 1991, el Deportivo afrontará dos temporadas seguidas en Segunda División.
El Partido
El equipo balear vuelve a la máxima categoría del fútbol español seis años después tras un partido frenético y una noche mágica, vivida con dramatismo y emoción por el mallorquinismo, que celebró por todo lo alto y a pie de campo el ascenso con sus jugadores, el segundo consecutivo tras subir la pasada campaña de Segunda B a Segunda.
El partido fue intenso de principio a fin. El equipo balear intentó ponerle una marcha más a su juego desde el principio ante un rival que salió con la intención de dormir el partido y dejar que pasaran los minutos con el objetivo de no poner en riesgo la cómoda ventaja que traía de la ida.
Los dos equipos afrontaron el choque con las bajas de Marc Pedraza y Álex Bergantiños, protagonistas de la desgraciada acción en Riazor, que culminó con el mallorquinista sancionado con dos partidos, y el deportivista, con 70 puntos de sutura en sus labios.
Vicente Moreno decidió prescindir del argentino Leo Suárez y del mallorquín Abdón Prats, titulares en Riazor, para dar entrada al canario Aridai Cabrera y al croata Ante Budimir.
José Luis Martí, por su parte, dejó en el banquillo a Fede Cartabia, autor del primer gol de su equipo en A Coruña.
Cada acción ofensiva de los mallorquinistas, cualquier duda en las filas visitantes que hicieran abrigar esperanzas de que el primer gol estaba cerca, fue celebrada con júbilo por una gradas convertidas en el jugador número 12 de su equipo.
Por ello, el gol de Budimir (min.20) provocó una explosión de alegría en Son Moix como no se veía desde hace años. Tras una maniobra excepcional, el croata se perfiló hacia su pierna buena, la izquierda, para soltar un latigazo pegado al palo imposible para Dani Giménez.
El Dépor, que perdió a Nahuel (min 29) por lesión -le sustituyó Carlos Fernández- aguantó el chaparrón como pudo, pero en contadas ocasiones pisó el campo contrario.
Sus jugadores pidieron penalti (min. 4) por una caída de Borja Valle, y vieron como el colegiado les anulaba un gol de Vicente (min. 43) que vino precedido de una falta previa.
El ritmo frenético que quiso imponer el equipo de Vicente Moreno convirtió el partido en una sucesión de entradas al límite del reglamento, donde cada balón era peleado como si se estuvieran jugando los últimos minutos del partido y con todo por decidir.
El toque, la pausa y el peligro latente de los contragolpes del Dépor no frenaron el ímpetu de un Mallorca que no solo jugaba contra un rival encerrado en su campo, sino que también contra el reloj.
Los jugadores bermellones buscaron con ahínco el segundo gol, no cejaron en su empeño en ningún momento impulsados por un público incansable que les empujaba sin cesar.
Son Moix, con el balear Rafa Nadal como aficionado de excepción, estalló con el tanto de Salva Sevilla (min. 61), otro golazo, de falta directa. El veterano centrocampista andaluz clavó el balón desde fuera del área.
Se alcanzaba la hora del partido y el Mallorca había logrado lo más difícil: neutralizar la ventaja del Deportivo y esperar a que no sucediera nada más hasta la prórroga.
El 2-0 le convertía en equipo de Primera si con ese marcador acababan los 120 minutos por su mejor clasificación en la Liga 1/2/3 (quinto) que su rival (sexto).
El conjunto de Martí estaba obligado a reaccionar porque el ascenso se le escapaba de las manos, y lo hizo adelantando sus líneas en busca del gol de la tranquilidad.
Lo tuvo Quique (min. 78) con un remate espectacular desde el punto de penalti para obligar a Manolo Reina a hacer el paradón de la noche.
A 9 minutos para el final, Abdón Prats, que había sustituido a Aridai Cabrera, enganchó un disparo demoledor, también desde fuera del área, que puso en pie a las gradas y a su equipo, en Primera División.
El Dépor, ahora si lanzado sobre el área rival, lo intentó a la desesperada, pero ya sin tiempo: su sueño del ascenso se acabó, esta temporada, en las isla de Mallorca.