Almagro: teatro y mucho más

Ciudad Real

En pleno Campo de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, se encuentra Almagro, una joya arquitectónica que vivió su esplendor cultural y económico entre el siglo XVI y XII. Una localidad salteada de palacios, impresionantes iglesias, sus tradicionales patios manchegos, calles empedradas y fachadas encaladas.

Entre sus monumentos más representativos se encuentra su impresionante Plaza Mayor, que en sus inicios fue plaza de armas. Un espacio elegante, de planta rectangular e inspirada en las ágoras flamencas.

Una influencia de los Países Bajos que llegó hasta esta ciudad bajo el reinado de Carlos I, ya que muchos de sus banqueros, procedentes del norte de Europa, ubicaron su residencia en Almagro. La plaza se encuentra flanquedada por dos líneas de viviendas de dos plantas con una fachada uniforme y continua de la que resalta la madera pintada en verde y las cristaleras.

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Es en uno de los laterales donde nos encontramos el Corral de Comedias, el único teatro de estas características que mantiene su estructura original del siglo XVII. Este espacio es "alma mater" de uno de los momentos en los que la localidad toma más vida: el Festival Internacional de teatro Clásico de Almagro, el más importante del mundo con la escena barroca como protagonista. Durante todo julio, desde hace más de 40 años, las calles, terrazas y espacios escénicos de Almagro bullen de vida en torno al teatro del Siglo de Oro español.

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Es este festival la gran cita cultural de toda Castilla La Mancha y por la que pasan cada año más de 80.000 personas venidas desde todos los puntos de España, Europa y de otros continentes. Durante todo el mes este municipio manchego vive inmerso en un ambiente muy internacional, ecléctico y cosmopolita.

Almagro es además el punto de partida perfecto para hacer visitas a localidades y monumentos cercanos como el impresionante castillo de Calatrava La Nueva, la propia Ciudad Real, el volcán de Cerro Gordo, el pozo fortificado de La Motilla del Azuer y el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Y si el calor aprieta siempre es recomendable acercarse hasta Las Lagunas de Ruidera, un oasis de aguas esmeralda en pleno corazón manchego.