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La Arandina desea la salida de su entrenador pero opta por su continuidad

Las relación del técnico con los directivos está profundamente deteriorada pero se respeta el año de contrato que le queda sin descartar ningún escenario en los próximos días

Parte de la Junta directiva de la Arandina / Cadena SER

Aranda de Duero

Ningún escenario debe descartarse en el futuro más inmediato de la Arandina. Ninguno. Los deseos de la directiva contrastan con los movimientos que se van a realizar con carácter inmediato. Y en el horizonte un desenlace imprevisible.

En la última reunión hubo una declaración de intenciones categórica y un deseo atronador que apuntaba en la línea de que el técnico no continuase al frente del primer equipo. Y en esa dirección ha habido encuentros y desencuentros con un entrenador que ha enviado señales inequívocas de estar jugando con el club y con un doble discurso. El externo y el interno. Públicamente declarando que su contrato no es vinculante y que si cualquiera de las dos partes decidía resolverlo, se haría sin problemas. Tres medios de comunicación recogieron sus palabras. En las conversaciones internas los términos han sido otros. Siempre ha respondido a la directiva poniendo o imponiendo su contrato encima de la mesa. A veces con una indemnización menor, otras mayor y, últimamente, queriendo cumplir el año que le queda de contrato o la rescisión unilateral y el pago total del mismo.

En el contexto de ambigüedad actual, el club opta por la opción de respetar su contrato, que siga dirigiendo al primer equipo la próxima temporada y que se incorpore a finales de mes para iniciar la pretemporada. Falta comprobar en qué condiciones y se barajan varias alterantivas. Puede seguir con plenos poderes, en cuyo caso ya ha transmitido al club que 'la actual plantilla no vale porque ha sido incapaz de subirle a Segunda B', o puede ser con Luis Mezquita asumiendo la secretaría técnica y máximo responsable en el diseño del bloque de futbolistas.

El deseo de la directiva es la salida del entrenador porque las relaciones están profundamente deterioradas. Antes del play off de ascenso ya hubo quienes pidieron su cese por distintos motivos y se encargaron de trasladarlo en sus círculos más próximos. La principal razón, los insultos proferidos por el propio técnico a varios directivos de la Arandina en el desplazamiento a La Granja. Fue un capítulo más a otros que habían acontecido con anterioridad al margen de desafíos hacia los propios directivos y antes a políticos, árbitros, Federación, aficionados y entrenadores de equipos rivales entre otros. Se optó por aguantar y gestionar la situación de la mejor manera posible ante el inminente comienzo de la fase de ascenso y demorar la decisión al término de la temporada.

Pese a reconocerse internamente que el caldo de cultivo pueda no ser el más adecuado para construir un proyecto deportivo, la postura del club, a última hora de ayer, es la de optar por respetar su contrato con el año que le queda de entrenador, aunque abiertos a que, en un terreno tan frágil e irregular, todo escenario es posible.

 
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