'Tiempos difíciles'

La Línea de la Concepción

España y el Reino Unido están hoy pendientes de sus máximos dirigentes políticos. Si en el caso de España, todo apunta a que Pedro Sánchez no logrará esta tarde ser investido presidente del Gobierno al estar en punto muerto las negociaciones con Unidas Podemos, en el Reino Unido, el Partido Conservador terminará hoy de decidir si Jeremy Hunt o Boris Johnson, todo apunta a que el segundo, será el nuevo Primer Ministro en sustitución de Theresa May.

Cierto es que es casi imposible encontrar paralelismos entre ambos casos, pero sí existe un denominador común, tanto uno como otro, Pedro Sánchez y Boris Johnson, se enfrentan a escenarios complejos y tiempos muy difíciles.

El político socialista dinamitó ayer las conversaciones con la formación morada que lidera Pablo Iglesias al proponer una reforma constitucional que permita gobernar a la lista más votada, algo que Iglesias interpretó como una humillación. Más allá, Sánchez interpeló más a la abstención de PP y Ciudadanos que a un acuerdo con Podemos que, aunque sigue siendo posible, dista mucho de estar cercano a cerrarse.

Juego peligroso éste el de prolongar el bloqueo institucional en España, cuyos ciudadanos empiezan a estar ya cansados de que aquello que votan en las urnas no sea asumido luego por sus políticos.

En el caso del Reino Unido, el horizonte de Boris Johnson tampoco es especialmente esperanzador. Partidario de una salida del Reino Unido sin acuerdo en el caso de no alcanzar uno el próximo 31 de octubre, lo cual no sería bueno para los intereses británicos, Boris Johnson será el nuevo líder de un partido tory dividido entre los pro-europeos y los partidarios del Brexit y el máximo rival político de otro partido, el laborista, también dividido por esta cuestión.

Cierto es que la posición pro-Brexit de Johnson va en la línea de lo que votaron los británicos hace tres años, pero a estas alturas de la película, como suele decirse popularmente, aquella pírrica victoria tiene hoy días más sombras que luces. Y es que el Brexit ha sumido al Reino Unido en un nudo político de difícil arreglo.

Tan distintos y dispares, España y el Reino Unido viven por tanto tensiones paralelas que, confiemos, sus políticos logren destensar dando prioridad por encima de todo a los intereses ciudadanos y no a los partidistas y personalistas que tanto daño suelen causar.