'Boris Johnson, brexit y Gibraltar'
El pasado miércoles 24 de julio se confirmó el nombramiento, por otra parte, esperado, de Boris Johnson, antiguo Ministro de Asuntos Exteriores y también ex alcalde de Londres, como líder del partido Conservador británico
La Firma de Jesús Verdú, "Boris Johnson, brexit y Gibraltar"
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Algeciras
El pasado miércoles 24 de julio se confirmó el nombramiento, por otra parte, esperado, de Boris Johnson, antiguo Ministro de Asuntos Exteriores y también ex alcalde de Londres, como líder del partido Conservador británico, y, en consecuencia, de acuerdo con su sistema constitucional, Primer Ministro del Reino Unido.
Parece prudente conceder a los nuevos dirigentes que llegan a un cargo de Gobierno un cierto margen de confianza, lo que se conoce popularmente como los cien días de gracia, antes de realizar un análisis crítico de su gestión y de su capacidad para desempeñar el cargo para el que han sido nombrados.
No obstante, no puedo evitar recibir su nombramiento con una valoración, de principio, extremadamente negativa. Esta designación contribuye a añadir una gran preocupación adicional en el complejo proceso del Brexit.
Su carácter populista y sus actitudes demagógicas en la campaña del referéndum sobre la salida del Reino Unido de la UE no contribuyen precisamente a confiar en él.
En relación con el brexit y Gibraltar, desde mi punto de vista, su nombramiento es ciertamente una mala noticia en cuanto que ha anunciado (y repetido en varias ocasiones) que al final de la prórroga pactada, esto es, el 31 de octubre de 2019, Reino Unido se saldrá de la Unión Europea, con o sin acuerdo.
Siendo manifiestamente mejorable, el Acuerdo de Retirada de noviembre de 2018, que el Parlamento británico se ha negado a aprobar hasta la fecha, dispone de un Protocolo sobre Gibraltar con propuestas de cooperación transfronterizas sumamente valiosas. A su vez, este Protocolo se complementa con cuatro Memórandums de Entendimiento (MoUs) sobre temas especialmente relevantes relativos al marco de relaciones transfronterizas con Gibraltar (uno sobre los derechos de los trabajadores, otro sobre el contrabando de tabaco, otro sobre medio ambiente y, finalmente, un cuarto, sobre cooperación policial y aduanera). Este paquete normativo se complementa, además, con un tratado bilateral de relevancia casi histórica, sobre cooperación en asuntos fiscales, que refuerza el marco de intercambio de información fiscal, basado hasta la fecha en normativa europea, y que, de entrar en vigor, implicaría la salida del territorio de Gibraltar de la lista española de paraísos fiscales.
La salida del Reino Unido y, por tanto, de Gibraltar, como territorio europeo cuya política exterior depende del Reino Unido, es una muy mala noticia para todos desde mi punto de vista. Pero parece claro que es conveniente una salida pactada, con un marco de seguridad jurídica que proporcione certeza ante asuntos básicos de gran transcendencia en la comarca del Campo de Gibraltar, a un lado y otro de la Verja.
Todo esto está en principio en juego con el nombramiento de Boris Johnson que, de no cambiar su actitud, nos puede acercar al borde del abismo.