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Fundación Santa María la Real

El conflicto, tema central del próximo Seminario sobre Historia del Monacato

Los conflictos o disputas que los monasterios medievales tenían con otras instituciones, poderes o particulares e incluso los que se desataban dentro de los propios cenobios

El conflicto, tema central del próximo Seminario sobre Historia del Monacato que organiza la Fundación Santa María la Real / Radio Palencia

Palencia

Los conflictos o disputas que los monasterios medievales tenían con otras instituciones, poderes o particulares e incluso los que se desataban dentro de los propios cenobios. Ése será el tema del próximo Seminario sobre Historia del Monacato que la Fundación Santa María la Real, organiza en Aguilar de Campoo, dentro del programa de cursos de verano de la Universidad de Cantabria.

Así lo anunciaba José Ángel García de Cortázar, codirector del curso, durante la clausura del trigésimo tercer seminario, que se ha celebrado con la participación de 113 aficionados. También avanzaba el catedrático de la Universidad de Cantabria que las próximas jornadas se llevarán a cabo del 27 al 30 de julio de 2020 y que para abordar la cuestión en profundidad contarán con ocho expertos investigadores.

Lo importante, en cualquier caso, como apuntaba Ramón Teja, también director del seminario, citando al filósofo griego Platón, es que los participantes “envejezcan, aprendiendo”, que no pierdan la ilusión por participar en las jornadas y por descubrir cada año cosas nuevas. De hecho, tanto los directores del curso como el director de la Fundación Santa María la Real, Juan Carlos Prieto, incidían en que le principal valor y éxito de los cursos que organiza la institución son los “participantes que vuelven año tras año”.

Técnicas de publicidad en los monasterios medievales

Quienes han asistido este año al curso, han podido adentrarse en las técnicas e instrumentos de propaganda que utilizaban los monasterios medievales, a través de ocho ponencias y de un recorrido guiado por los monasterios burgaleses de Palacios de Benaver, Villamayor de los Montes y San Pedro de Cardeña.

“En todo tiempo y lugar, los poderosos han creado y utilizado instrumentos de publicidad para hacer sentir al conjunto de la sociedad su presencia y autoridad y transmitir mensajes de adoctrinamiento que acabaran suscitando adhesiones y seguimiento. Los monasterios de la edad románica también cumplieron escrupulosamente con esa pauta histórica”, explicaban Teja y Cortázar.

De santos, reliquias y milagros

Pero, ¿qué instrumentos publicitarios utilizaron los monasterios medievales? Pedro Castillo Maldonado, de la Universidad de Jaén, explicaba que uno de los más recurrentes era “la santidad” y, es que bien sabían los monjes del románico que “los lugares santos, debidamente publicitados, atraen a multitud de peregrinos, generando una extraordinaria riqueza”. Otra herramienta de difusión fueron las reliquias, los restos de los santos, aprovechados por los cenobios, como apuntaba José Ángel García de Cortázar, para generar “aprecio, veneración y deseo de posesión”. No en vano, eran consideradas por los fieles como “amuleto sagrado que protegía de los males”.

No faltaron tampoco los enclaves que dieron pábulo y propaganda a los milagros, como bien explicaba Clara Fernández – Ladreda de la Universidad de Navarra, quien centró su análisis en casos tan significativos como los de las vírgenes de monasterios benedictinos como Montserrat o Valvanera; templarios como la de Villalcázar de Sirga o mercedarios como Puig.

La arquitectura como instrumento publicitario

El propio empaque de los edificios monásticos podía funcionar también como un elemento propagandístico, tal y como apuntaba Antonio Ledesma del CSIC, quien centró su intervención y su análisis en los cimborrios monásticos, obras de gran dificultad constructiva, que daban cuenta del poder de quien financiaba su construcción.

De las portadas y su iconografía habló Marta Poza Yagüe, de la Universidad Complutense de Madrid, para señalar que “eran consideradas como las marquesinas de los cines, por su carácter público y por el valor publicitario de sus imágenes”. Tampoco han faltado las referencias al uso de la epigrafía o las inscripciones con una intención alfabetizadora, pedagógica, integradora, cultural, pero también, como exponía M. Encarnación Martín, de la Universidad de León, propagandística.

Lucía Agúndez de la Universidad de Cantabria mostró a los alumnos cómo los monasterios supieron aprovecharse de “documentos falsificados, cambios discursivos, composición de prólogos o de la confección de múltiples cartularios para confeccionar un relato con una clara intención propagandística a favor de los intereses monásticos frente a otros que competían en el entorno”.

Y es que las “experiencias emocionales” tan recurrentes en el marketing actual no son una técnica moderna, ya se usaban en el mundo monástico, tal y como argumentaba Esther Lozano de la UNED, con ejemplos como las pinturas de la sala capitular del monasterio de Sigena o dibujos de gran poder comunicativo como las tan representadas escenas del Pecado Original, “que parten de lo simple y lo directo, despojadas de todo accesorio, reducidas a lo imprescindible, para captar la atención y llegar al gran público”.

 
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