Amandine Casadamont: "El silencio es un papel en blanco en el que poner cosas"
La periodista y artista sonora francesa elige Córdoba para cumplir su sueño de compartir su tiempo entre Francia y España
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Córdoba
La materia prima con la que trabaja Amandine Casadamont es el sonido. En sus manos, la combinación de músicas, efectos sonoros, palabras y silencio se convierte en arte.
Su vínculo con la radio comienza en Francia de la mano de su abuelo, español y ciego, “que me enseñó a escuchar”. Ella es periodista, radiofonista, ha dirigido ficción sonora y es artista, pues sus creaciones trascienden lo narrativo. Amandine Casadamont ha elegido Córdoba, donde ya estuvo en 2008 en el programa Migrations que impulsó el artista cordobés Fernando Vacas y que se enmarcaba en el fallido reto de la ciudad por ser designada Capital Cultural de Europa para el 2016. Ahora se quitará una espina que tiene clavada desde hace años: “el sueño de niña de compartir mi tiempo entre Francia y España”.
Comenzó haciendo radio muy pronto, en casa, con una grabadora Fisher Price. Luego llegó una primera oportunidad en una emisora local, y enseguida entendió que ese gusto por el sonido provenía de su abuelo, con el que inventaba historias. Él le enseñó a reparar en los sonidos que nos rodean. “Es un ejercicio, el de tirar la oreja” y añade que, “el silencio es tabú y da miedo a la gente”. Ella busca el silencio, que “dice muchas cosas” y a la pregunta de si en alguna ocasión ha estado en silencio -lo más cercano a una especie de silencio absoluto si es que existiera- recuerda dos: una en el estadounidense Death Valley y otra en la llamada Zona del Silencio, en México. “El silencio suena”, afirma, y ella lo imagina como “un papel en blanco en el que poner cosas”.
Por sus creaciones sonoras ha recibido premios internacionales en la Bienal Internacional de Radio Ciudad de México, el Festival de Nueva York y el Premio Phonurgia del Festival de Arte Sonoro de París.
En esos trabajos ha retratado esa zona del silencio mexicana, la Birmania actual o Fukushima, hasta donde llegó en un primer momento con el reto de narrar a través del sonido algo que “no suena, no se ve, no huele y sin embargo mata”: la radioactividad. Su segunda visita allí sirvió para trabajar sobre el regreso de la población a su territorio, "Retour possible" y que se concretó en un trabajo de fotografía y tres obras de sonidos , dos de ellas en una edición de 100 copias en vinilo.
Dicen que la música es el lenguaje universal, pues una partitura puede ser traducida por cualquier persona que sepa leerla. La obra de Amandine Casadamont es también universal, pues los sonidos no requieren ser traducidos, salvo los relacionados con la palabra, que no son muy frecuentes en su obra o que, cuando aparecen, no tienen un papel exclusivamente semántico.
Sus proyectos, además de los recientes trabajos entre Radio France y Radio Romana, pasan ahora por su participación entre el 8 y el 28 de octubre en Musée Transitoire, una exposición de arte contemporáneo que va a mezclar vídeo, escultura, escritura, performance y sonido y que se ubicará temporalmente en un parking en desuso en París. También trabaja en un espacio de ficción sonora en el que el protagonista es un gato transgénero llamado Chantal Champaigne que se hará en multicanal y se emitirá en un cine con 25 altavoces. También trabaja en una serie de dibujos animados, Well Done, creado al servicio de la lucha contra el cambio climático. Amandine no descarta trabajar también con el sonido de Córdoba, ciudad que, asegura, le dejó muy buen recuerdo en sus anteriores visitas.